Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Soy de Gamonal

31/01/2023

Este viernes tuve el gran honor de ser la pregonera de Las Candelas, las fiestas de Gamonal, el gran barrio de Burgos, mi barrio. Recuerdo que cuando era niña me hacía ilusión que su nombre viniera de unas flores, los gamones. Me parecía bonito. Mi barrio me parecía bonito. La belleza, afortunadamente, es subjetiva. Cómo no va a ser bonito el lugar donde eres feliz. Objetivamente no será el barrio más bonito de Burgos, pero es el mío. Un barrio que mantiene un estilo de vida, la vida de barrio, casi en vías de extinción víctima de los nuevos modelos de ciudad, de los hábitos de compras digitales y de los estresantes ritmos de vida. 

El discurso de mi pregón enhebraba de alguna forma lo que fui y lo que soy. El lugar en el que nacemos nos marca. Como decía Ortega y Gasset: Yo soy yo y mis circunstancias.

Las mías me hicieron crecer en un barrio de gente humilde, 'curranta' que llegó a Burgos cuando la ciudad se expandía a borbotones y que tuvo que echarle mucho esfuerzo para salir adelante. Padres y madres, como los míos, cuyo gran anhelo era dar a sus hijos una vida mejor que la suya, conscientes de que lo que muchos de ellos no pudieron hacer, estudiar, era el mejor camino. El trabajo y la formación siguen siendo también ahora fórmulas muy eficientes. 

Hay mucho esfuerzo detrás de cada historia vital y por eso me da rabia que a Gamonal se le cuelguen etiquetas injustas, herencia de altercados pasados. Y reivindico con orgullo un barrio en el que la gente se conoce y se cuida. Y quiero enfatizar ese círculo cotidiano, esa red de compañía tejida en conversaciones a pie de calle. Porque mitiga, es un bálsamo para la gran pandemia de nuestra época, la soledad. Ni más, ni menos.

Y confieso que me aflige palpar que para algunos comercios abrir la persiana cada día sea casi un ejercicio de equilibrismo y que el barrio vaya envejeciendo.

Pero el viernes empezaban las fiestas, y cual luz de Las Candelas las reinas y damas, con sus nervios y su espontaneidad sepultaron cualquier atisbo de pesimismo. Paula, de 11 años, nos contó que es delantera en el Burgos, ¡7 goles lleva ya! Sol, a sus 7 añitos se sabía el himno a Burgos y lo cantaba a pleno pulmón. Carla, Aiza, Arianne y Lys lanzaron un mensaje tan sencillo como certero: «Vamos a disfrutarlo a tope porque esto es una vez en la vida». 

Yo también lo hice, lanzando el chupinazo y diciéndoles a mis vecinos GRACIAS por regalarme ser profeta en mi tierra. Porque en el fondo, cada instante es una vez en la vida.