Los vecinos y descendientes de la localidad de Hacinas están viviendo, como es habitual, un Carnaval 'a su manera'. La Tarasca, un armazón cubierto de telas y con una cabeza de burro portado por cinco mozos, ha vuelto a centrar las miradas de todos los asistentes, que han tenido que echarse a un lado (o echarse unas carreras) para no ser capturados. Se trata de una de las tradiciones más queridas en este municipio situado junto a Salas de los Infantes y cada año son muchas las personas que vuelven a la tierra de sus padres y abuelos para disfrutar de la fiesta.
También han salido por las calles La Curra, otro armazón más pequeño con unos cuernos llevado por niños, y los comarrajos (vecinos disfrazados), que han hecho todo lo posible para que la protagonista de la jornada, La Tarasca, se cobrara más víctimas.