La conquista del Guadalquivir

I.L.H.
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María José Castaño compara el río navegable con el Arlanza y los campos amarillos de Castilla con la Torre del Oro. Lo expone en Sevilla, donde muestra por primera vez óleos pintados sobre vidrio

Los cuadros sevillanos cobijados por el río están pintados del natural. En la imagen, María José Castaño dando forma a uno de ellos en mayo del año pasado.

El Guadalquivir es la calle más importante de Sevilla. Todo gira a su alrededor, desde la historia de la ciudad a sus monumentos, pasando por la arquitectura levantada a su vera, las formas de vivir el río o la personalidad que impregna cada orilla. María José Castaño se ha puesto de su lado pintándole del natural, señalando las siluetas de sus riberas y ofreciendo las vistas de esa imponente vía navegable con los colores propios de la pintora del Arlanza. Conquistado el río, la corriente le ha acercado hasta la Galería Haurie, donde expone desde este viernes 18 hasta el 18 de octubre.    

De río y oro, como se denomina la muestra, describe la personalidad del Guadalquivir y su peso en el paisaje: «La arquitectura, los edificios y la propia vida van unidos al río. Pinto los perfiles de la Torre del Oro, Triana, la iglesia de Nuestra Señora de la O... Pero todo viene marcado por el río porque su curso es impresionante», resume la artista burgalesa.

Aunque están esos óleos no puede faltar el Arlanza ni su paisaje, ahora confrontado con el horizonte sevillano. Con amarillos y rojos que se suman a sus azules y verdes, Castaño contrasta los campos de cereales de Castilla y sus reflejos sobre el cielo despejado con la torre defensiva y el brillo que se dejaba ver en el río. 

De las cerca de treinta obras que presenta, veinticinco son óleos sobre tabla y lino que abordan Sevilla, pero también el mar, Silos o la luna que lucía en su última exposición en Burgos (Senda); hay una instalación con 17 obras sobre papel que repasan su trayectoria y dos cuadros creados durante el confinamiento sobre un soporte original como es el vidrio: «Los presento como cajas de luz porque ya que el material es traslúcido, como de verdad se aprecia es añadiendo iluminación», describe. En estos cuadros no hay río que valga; es más un paisaje abstracto y «un poco loco» que juega con los reflejos en busca de la luz. Un ejemplo es el cuadro que acompaña estas líneas.

Mientras que a algunos artistas el confinamiento les paralizó, para Castaño ha sido una etapa «muy creativa». Además de la obra sobre vidrio ha creado piezas tridimensionales a base de telas y piedras. Algunas de ellas se podrán ver a partir de junio en el CAB, aunque esa es ya otra historia.

De momento toca hablar de Sevilla y la galería de la calle Guzmán El Bueno. Con la incertidumbre propia de los tiempos, espera que la exposición De río y oro sirva para disfrutar del arte, la luz y la belleza entre tanta noticia gris.