Voluntarios salvan el puente medieval de Burgos a Palencia

P.C.P.
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La primera campaña de trabajos en San Pedro Royales permite consolidar el único ojo de los 8 que tuvo este paso del Pisuerga, junto a un hospital de peregrinos ya desaparecido

El burgalés Alejandro Ramos, codirector del Proyecto Royales junto con el palentino Raúl Rubio. - Foto: Alberto Rodrigo

Lo que ni siquiera han intentado las administraciones lo ha conseguido un grupo de voluntarios con menos de 10.000 euros y muchas horas de trabajo altruista. Salvar de la destrucción total el puente medieval jacobeo de San Pedro Royales, que unió la orilla burgalesa y la palentina del río Pisuerga cuando allí funcionaba un hospital de peregrinos, del que apenas quedan unas piedras. El único arco de los 8 originales que se mantiene completo ha sido apuntalado y asegurado con un pilar de hormigón, que impedirá su inmediato derrumbe. En los años 50 quedaban 3 en pie, según cuentan los mayores de la comarca que venían a bañarse a esta idílica chopera.

Conseguido el objetivo más urgente, los impulsores del Proyecto Royales persiguen a largo plazo que sea declarado Bien de Interés Cultural para obtener la protección que durante siglos se le ha negado, puesto que ni siquiera estaba inventariado en el catálogo de Herrera de Pisuerga (municipio al que pertenece), según explica Alejandro Ramos.

Junto a Raúl Rubio comenzó a investigar hace 10 años y este agosto ha liderado la primera campaña de excavación arqueológica, aunque en 2018 trabajaron en la zona para desbrozarla. Con el tiempo, pretenden dar respuesta "a dos grandes preguntas: ¿Quién construyó este puente, quién tenía los medios para ello? ¿Por qué aquí?", detalla.Intentan demostrar que antaño por aquí pasó una vía importante de, posiblemente desde tiempos romanos, "un divertículo que enlazaba la Vía Aquitana y se dirigía hacia Herrera Pisoraca, donde estaba acantonada la Legio IV Macedonica", detalla el historiador.

Lo que sí esta confirmado es que hubo tránsito hacia Santiago, pues en 2018 encontraron la chapa de un peregrino. "El hospital se funda hacia el siglo XII por la casa de Lara, familia nobiliaria poderosa para cobrar portazgos y el tráfico de mercancías y para atender a los peregrinos", añade. Hoy solo quedan algunas piedras, en la orilla de una tierra de labor junto a la chopera que oculta los restos del puente. No es la primera vez que alguien se fija en Royales, también dicho Ruyales.

En 1785, José Antonio del Otero, responsable en aquel momento de las obras del Canal de Castilla en el reinado de Carlos III, proyectó una reforma que iba a dejar el puente solo con 3 arcos. Comenzó a ejecutarse pero las protestas de los vecinos de Melgar de Fernamental y Castrillo de Riopisuerga, así como su alto coste frenaron la obra. Quedan restos en el arco contiguo al que permanece en pie, donde se aprecia la diferencia de los sillares utilizados, que fue derribado por una máquina que cortaba chopos en los años 70.

Desde 2013 se encuentra en la Lista Roja de Hispania Nostra, aunque durante mucho antes ha sido objeto de expolio. Calvo estima que a partir del siglo XIX, cuando se desplazó el río hacia el lado oriental (burgalés) y los carros pudieron acceder para llevarse las piedras, hasta bien entrado el XX.

Cuatro estudiantes de la Universidad Autónoma y otros tantos voluntarios de la zona han trabajado en esta primera campaña, que finalizó con una serie de visitas guiadas para vecinos de la comarca. Patrimonio y la Confederación Hidrográfica del Duero les concedió los permisos para el "plan de ataque urgente" que ha permitido salvar literalmente el puente, ya que al realizar una cata descubrieron que "toda la estructura estaba apoyada sobre un solo silla, ha sido un auténtico milagro que no se cayera", apunta Ramos, que es profesor en el Liceo Francés de Mallorca y, como el resto, trabaja de manera altruista en el Proyecto Royales.

Han salvado la zona más interesante, con marcas medievales de cantero de los siglos XII y XIII, que se repiten también en iglesias de la zona y que solo son visibles por la parte inferior, como forma discreta de poder cobrar su trabajo.

"Antes de Navidad queremos recuperar este tajamar y consolidarlo con sillares" y para el año que viene proyectan talleres de cantería y un descenso del río Pisuerga en piragua para, a largo plazo, "poner en valor todo el entorno", lo que, aclara Ramos, no significa convertir el entorno "en un parque de atracciones" ni alterar lo, pero sí permitir que se recupere para el disfrute de los vecinos; que sientan que "la herencia que nos han dejado nuestros antepasados y que hay que conservarla".

En la actualidad, el terreno se encuentra un metro y medio por encima del nivel del agua, por lo que "en la época medieval todavía era más monumental el puente", que fue ejecutado con una precisión "alucinante" y que ayudaba a cruzar el Pisuerga, que hace siglos tenía 2 brazos y una isleta en medio. Con el tiempo, horadó los tajamares (pilares) de algunos arcos y llegó a arrastrar piedras de 15.000 kilos. "Las riadas del Pisuerga son terribles", recalca Ramos.

En la orilla burgalesa, Valtierra, donde también han hecho una cata, se encuentran con el problema de que "el acceso al puente ha desaparecido", porque se lo ha comido el río", pero por contra se conservan bien los caminos medievales. Así que pretenden recuperarlos para una ruta en bicicleta y con una pasarela de 60-70 metros conectar las dos orillas. "Que el Pisuerga no sea una separación, sino que una Burgos y Palencia", concluye.

Apoyo asimétrico. Como el puente, el proyecto arqueológico de San Pedro de Royales tiene un estribo en Burgos y otro en Palencia: Alejandro Ramos, de Valtierra de Riopisuerga, y Raúl Rubio, de Olmos de Pisuerga, las dos localidades que unió esta infraestructura. Sin embargo, la simetría provincial se rompe a la hora de hablar de apoyos insttitucionales. Esta primera campaña se ha podido desarrollar gracias al respaldo de la Diputación de Palencia, el Ayuntamiento de Herrera de Pisuerga y la Junta Vecinal de Olmos. De la parte burgalesa tienen la promesa de la diputada Raquel Contreras, y el apoyo de Rezmondo y Melgar de Fernamental, cuyo alcalde ha colaborado como voluntario y el cariño de muchos vecinos.