"Si intentas hacer bien lo que puedes, el cliente lo agradece"

JUNIOR VIEIRA
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Miranda tras la barra (XXI) | A punto de cumplir su quinto aniversario, la ubicación y oferta del bar Botánico (Parque Antonio Machado, 5) reúne a clientes de diferentes edades

El Botánico está decorado con multitud de plantas y murales de esta temática. - Foto: A.B.

Hace apenas 5 años, Julián Alonso reabría las puertas de un bar que dejó huella en Miranda. El Boulevard se convertía en el Botánico y desde entonces las cosas no han podido ir mejor. Clientes y empleados, que se han convertido en amigos, resumen el espíritu de este local situado en el parque Antonio Machado. Alonso necesitó reinventarse tras la pandemia y surgieron servicios que antes no había, pero su optimismo le hace "tirar hacia delante e intentar volver a vivir", asegura.

Las casualidades no existen, o al menos eso dicen, pero el hostelero lo describe así a la hora de explicar como abrió el establecimiento. "Cuando empezamos, yo tenía el Vintage con Carlos, mi socio de entonces", recuerda. Alonso compaginaba este bar con el Botánico. La tarea puede resultar dura, pero la enorme vocación podía con ello. Más adelante, la vida llevó por otros lares a su otro propietario y se quedó solo al frente del bar. No fue hasta julio de 2021 cuando se dedicó por fin completamente a su actual local.

Continuar con el legado que había dejado el anterior propietario del espacio puede resultar complicado. "La verdad es que el sitio estaba bastante bien, pero le dimos un poco nuestro toque", recuerda. Junto a Carlos, a quien "le gustaba mucho los temas de decoración", se decidió colocar las plantas y los murales que caracterizan las paredes. A raíz de ello, "se puso el nombre" y no pudo ser más adecuado.

La clientela que se reúne en el bar aglutina todo tipo de edades. "Puede andar desde los 18 años hasta los 90", puntualiza. Todo depende del momento, ya que mientras los más mayores acuden "día a día", los más jóvenes "suelen venir los fines de semana por el tema de las cenas". Al final, "el abanico es amplísimo". Buena parte de ello reside en Rafa, "el mejor camarero de Miranda". Su trabajo en este local se remonta hasta los años 90 con la anterior gerencia y antes de reabrir, "hablamos con él porque es un máquina".

Ahora bien, no todo han sido buenos momentos. Especialmente durante los dos últimos años, ya que el bar no fue ajeno a las consecuencias del confinamiento. "Los recuerdo como unos días muy duros, teníamos entre el Botánico y el Vintage 16 empleados y no sabíamos nada de los ERTE", lamenta. Sin embargo, los meses pasaron y aparecieron soluciones como el servicio a domicilio. "Arrancamos un poco eso, más que por el dinero que íbamos a ganar, por estar algún empleado y yo entretenidos y pensando en otra cosa". A día de hoy, se ha convertido en un aspecto fundamental del bar y "ha venido para quedarse", asegura.

Su ubicación se encuentra en plena zona peatonal, lo que ha ayudado sin duda a su buen funcionamiento. "Las terrazas han sido fundamentales y tenemos ese punto a nuestro favor", explica Alonso. El miedo aún pervive entre los más mayores, especialmente en un negocio como la hostelería. "Realmente hay mucha gente que tiene cierto respeto a entrar a los bares", cuenta.

Nadie puede adivinar lo que vendrá en un futuro, pero afirma que "las expectativas son muy buenas". Después de meses de incertidumbre y apatía, "se puede ver que los clientes están deseosos por olvidar todo lo que ha pasado". Los primeros meses del año "siempre se han tratado de algo duro", pero todas las esperanzas recaen en un verano que se desarrollará de forma muy distinta a lo habitual, solo queda confiar en la meteorología, ya que se espera que "el tiempo acompañe".

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