La vieja fábrica de Mifer, ubicada en la carretera de Arcos y que tantos quebraderos de cabeza ha dado al Ayuntamiento de Burgos y a los vecinos de los edificios cercanos, será historia en varias semanas. Los dueños ha comenzado a limpiar el recinto para que puedan entrar las máquinas encargadas de su demolición. Licencias concedió el permiso en julio, pero hasta ahora no se había obtenido la autorización de la Junta para retirar el amianto.  

El anterior Plan General de Ordenación Urbana contempló hasta 21 áreas de transformación urbana con el objetivo de propiciar la salida de industrias fuera del casco municipal empujadas por la presión urbanística y el valor de los solares que ocupaban, que permitieron a sus dueños costear los traslados (Cooperativa Avícola, Coprasa, Almacenes Cámara...). En algunos casos no se produjeron esas mudanzas sino el cierre de las instalaciones. Fue el caso de la antigua fábrica Mifer, donde el PGOU permitía la construcción de 40 viviendas.

Los propietarios no realizaron la tramitación urbanística necesaria y sus instalaciones, que llevan cerradas una década, se han ido deteriorando con el paso del tiempo. El Ayuntamiento les ha instado en infinidad de ocasiones a actuar, e incluso ha intervenido de manera subsidiaria realizando algunas actuaciones para mejorar la seguridad. Finalmente, las multas hicieron efecto y en abril los dueños presentaron el proyecto de demolición del edificio. Ahora acaban de comenzar los trabajos para su desmantelamiento.