Castrovido: La vida después de la obra

B.A.
-

Este mes se cumple un año del fin del embalse del Arlanza, que hizo crecer la población de Salas hasta en 150 personas. Allí les echan de menos, su estanciasupuso una inyección económica importante en plena crisis

Castrovido: La vida después de la obra - Foto: F2 Estudio Rebeca Ruiz

Las grandes infraestructuras necesitan para su construcción de grandes medios, entre ellos humanos. La denominada presa de Castrovido, construida a los pies de Terrazas, barrio de Salas de los Infantes, es solo un ejemplo más. Durante 17 años, con varias interrupciones por cambios en el proyecto o por el accidente que causó la muerte de cuatro empleados, decenas de personas han trabajado en esta instalación que regula las aguas del río Arlanza. Empleados de oficina o a pie de obra que vivían o hacían vida en Salas y cuya estancia supuso una inyección económica en toda la zona en la época que coincidió con la crisis que arrancó en 2008. De hecho, durante unos años, entre el 2004 y el 2007, había en ejecución tres importantes proyectos, -Castrovido, la variante de la N-234 y la construcción de la empresa hoy conocida como Kronospan-. Tres años en los que Salas fue un auténtico hervidero de personas. 

Un año después de la conclusión de esta presa, allí y en otros pueblos del entorno, miran con nostalgia esos días donde no había pisos o casas libres para alquilar, donde en los bares había más movimiento y 'rondas' por las tardes, donde se vendían más periódicos, revistas o material de oficina, donde había más clientes en las peluquerías, se daban más menús del día o uno se tropezaba con más carros por los pasillos de los supermercados.

(Más información, imágenes y testimonios en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)