Desde Centroeuropa a las Merindades

G. ARCE
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La empresa holandesa Land Life Company, especializada en la recuperación de la biodiversidad, ha ubicado su sede de España y Portugal en Burgos y ya tiene 1.500 hectáreas de monte en cartera para reforestar

Detalle de las plantas preparadas para su traslado a los montes de Valdeporres. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La búsqueda de los propietarios del suelo es una de las tareas de Land Life Company, una empresa holandesa que ha instalado su sede de España y Portugal en Burgos, concretamente en el edificio Nexo, ya que participa en el programa de emprendimiento impulsado desde la Fundación Caja de Burgos. 

Esta compañía, explica su director regional para Iberia, Francisco Purroy, se dedica a la restauración ambiental y la recuperación de biodiversidad. Su misión es buscar tierra degradada por el fuego, la erosión, el sobrepastoreo o la agricultura y recuperar el bosque que en su momento tuvieron estos entornos. Su moneda de cambio y su negocio son los derechos de carbono.

«Todas las empresas europeas punteras en responsabilidad social corporativa han anunciado a sus accionistas y grupos de interés que van a ser neutrales o positivas en carbono en 2023, 2025 o 2030. Ninguna se va ya hasta el horizonte del 2050. Así, necesitan reducir con urgencia sus emisiones en todos sus procesos productivos y cadenas de valor y hacerlos mucho más sostenibles. Asimismo, tienen que invertir en conservación de los sumideros de carbono (océanos, manglares, selvas y bosques) y en la restauración de los montes».

Land Life Company ha pasado de 3 a 14 empleados en España y hoy operan en toda la zona norte de la Península Ibérica, la que ofrece mejores registros de lluvias para hacer rentables las repoblaciones. Han pasado de reforestar 50 hectáreas a las 1.500 que tienen programadas este año, tarea que acometerán entre el mes de diciembre y marzo. En Burgos tienen en marcha 95 hectáreas de montes de utilidad pública en Villanueva de Tobera, 120 en la Merindad de Montija, 140 en la Merindad de Valdeporres y 20 en Agés.

 «Trabajamos con grandes multinacionales cuyo objetivo es recuperar un gran cinturón verde en la zona mediterránea, no solo para protegernos a nosotros del cambio climático, sino también a ellos». Land Life Company les busca suelo  para reforestar pero con condiciones estrictas: solo con bosque autóctono (con un mínimo de diez especies diferentes por plantación), con trabajos en los que no se utiliza maquinaria pesada dañina para la tierra y con un compromiso de mantenimiento y monitorización a lo largo del tiempo. «Hacemos proyectos 'llave en mano' de sumideros de carbono, basados en unos programas de responsabilidad corporativa que implican unos compromisos con los accionistas y proveedores de estas empresas».

Purroy insiste en que muchos pueblos y juntas vecinales desconocen el potencial de este modelo de colaboración, totalmente gratuito para ellos. La superficie de partida de una reforestación a gran escala son 100 hectáreas en una misma zona (aunque las parcelas no estén unidas). «En Agés son solo 20 pero hemos reforestado montes y también estamos plantando frutales silvestres para el pueblo».

El crecimiento de este modelo  es «muy fuerte», de hecho esperan alcanzar las 2.500 hectáreas en 2023 y mantener crecimiento sucesivos a lo largo de los años. Las dificultades de este mercado voluntario de las emisiones no solo viene de la demanda permanente de suelo forestable, sino también del abastecimiento de planta forestal de calidad en los viveros y de la maquinaria que entre en el monte sin dañarlos, nichos de negocio que también pueden tener un espacio en el mundo rural. 

Esta misma semana acometían las labores de plantación en las laderas de la Cordillera Cantábrica, en Ahedo de las Pueblas, un hermoso rincón natural de la Merindad de Valdeporres que el pasado año sufrió un incendio. 

Frente a las llamas y con dinero venido de los principales centros de negocios de Europa, se están plantando 152.727 árboles que compensarán 34.825 toneladas de CO2 que emiten las industrias que fabrican nuestros coches, nuestros electrodomésticos, que financian nuestros créditos o la energía que consumimos en nuestros hogares. Abedules, hayas, pinos laricios y silvestres, robles albar y carballo, arces, alisos, avellanos, fresnos, manzanos silvestres, chopos, cerezos, sauces, serbales y tilo para la lucha global contra el cambio climático.    

«Paradójicamente, nos sobran los clientes, pero aún no tenemos las hectáreas suficientes para atenderlos...».