El 2020 ha sido un año de contrastes laboralmente hablando. Por un lado, sectores como la hostelería, el comercio, el turismo o el transporte de viajeros han sufrido de manera implacable el azote de la pandemia, dejando un reguero de trabajadores en ERTE o precariedad. Muchas empresas que operaban dentro de los mismos no han tenido más remedio que cerrar durante varios meses y, en el peor de los casos, echar la persiana de manera definitiva. En el otro extremo de la balanza destaca los buenos niveles de actividad, en algunos casos inauditos, que se han registrado en la agroalimentación, la logística o la industria.

Ello provoca que, a cierre del curso, el balance de subidas salariales pactadas, dado el buen balance de estos últimos sectores de la economía, se haya disparado hasta el 1,86%, según los datos difundidos por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Se trata del dato más alto desde el 3% de alza acordado en 2009, e iguala al registro de 2012, cuando se pactó de promedio ese mismo crecimiento de los convenios.«Ha habido sectores que han ido muy bien y eso se refleja en la negociación colectiva.En cambio hay otros a los que la pandemia les ha pasado por encima», explica Ángel Citores, secretario provincial del sindicato CCOO.

Pese al buen resultado de las conversaciones entre patronal y sindicatos a nivel salarial, la parálisis derivada de la covid-19 sí ha influido en el número de convenios a los que se ha llegado en 2020. Si un año atrás alcanzaron los 75, con 8.227 compañías implicadas y casi 70.000 trabajadores burgaleses, en el recién terminado curso la cifra de convenios se quedó en 59, cerca de un 22% menos. Esta reducción implica también una menor afección de empresas, que llegaron a las 6.764, así como de los empleados, 54.251.

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