Generación verbena

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Fue una revuelta en toda regla. Cuando el día 15 se conoció que los Sampedros solo incluían un baile al aire libre, decenas de jóvenes de la ciudad le afearon duramente al alcalde esta medida, que 24 horas después rectificó

Marta y Daniel, Rubén y Álvaro marcándose un pasodoble el pasado martes en el Espolón. - Foto: Patricia

Parecía que se había acabado el mundo. El pasado día 15 cuando se conoció el programa de los Sampedros 2022, los del regreso tras dos años durísimos de pandemia, y el equipo de Gobierno se las prometía muy felices por haber doblado el presupuesto y llenado las jornadas de festivales y conciertos destinados a la gente joven, justo este sector se le volvió en contra y de qué manera. En apenas unos minutos la cuenta de Twitter del alcalde, Daniel de la Rosa, se llenó de quejas y de 'amenazas' con marcharse de la ciudad. ¿Qué había pasado? Pues que solo se había previsto una verbena y para las personas de entre 15 y 25 años esto es un sacrilegio. La diversión clásica por antonomasia, la que junta el pasodoble, el SloMo, y la Fiesta pagana, de Mago de Oz, está de moda. Y mucho.

Probablemente, quien no tiene cerca a alguien de esta edad no conoce en lo que se han convertido las verbenas. Estos bailes al aire libre,  que probablemente son una de las diversiones más antiguas que existen (la primera referencia que aparece en el archivo de este periódico es de julio de 1891), y que, por ejemplo, para quienes tuvieron veinte años en los 80 eran sinónimo de 'música de viejos', de señoras bailando unas con otras y de niños correteando entre el público, son absolutamente imprescindibles en el ocio de los más jóvenes de ahora. Muchos se conocen los nombres de las orquestas, que cada vez cuidan más sus espectáculos, y saben perfectamente cuáles son los temas que no deben faltar en la playlist de una verbena que aspire a llamarse así. Es también un espacio de encuentro y socialización y, al contrario de lo que pueden pensar muchos adultos, no es la excusa para hacer botellón aunque no niegan que se bebe. Como en todas las fiestas en este país.

«El botellón lo podemos hacer en cualquier parte. Lo que nos gusta de la verbena es que nos juntamos con los amigos, que conocemos a otras personas y que disfrutamos de la música en directo», afirma Álvaro Ramos, estudiante de Informática, de 18 años, que fue uno de los que interpelaron por Twitter a De la Rosa cuando se conoció la sequía verbenera, asegurando, incluso, que con este recorte bailongo el Ayuntamiento incitaba a la chavalería a marcharse de Burgos. «Enseguida empezó a correr por los grupos de whatsapp la noticia de que solo iba a haber una verbena en los sampedros y la gente se molestó mucho. Así que nos pusimos a hablarle por Twitter al alcalde», explica este joven, que también reconoce y agradece la velocidad de la rectificación.

Y es que no habían pasado 24 horas cuando la concejala de Festejos, Blanca Carpintero, hizo el anuncio en el Pleno: «Se van a añadir cinco verbenas al programa de fiestas (...) para que todos, mayores, jóvenes y medianos puedan disfrutar de una programación que está con todo el esfuerzo dedicada y pensada para los burgaleses para que todos podamos disfrutar y, en la medida de lo posible, arrimar el hombro», afirmó, en respuesta a una pregunta de una edil del Partido Popular, que se interesaba por el alcance de la protesta juvenil. Las nuevas citas se acomodaron en la Plaza de San Juan, la de San Agustín, la de la Cecina (en San Pedro de la Fuente) y en la Antigua (Gamonal). 

El vídeo de la rectificación voló de móvil en móvil y hubo quien volvió al timeline del alcalde a darle las gracias. Política en directo. «¿Que si creo que el alcalde tomó esta decisión por un cálculo partidista? Pues no lo sé, pero mis amigos y yo estamos encantados de que se hayan conseguido cuatro verbenas más», añade Álvaro Ramos, quien también afirma, con una sonrisa y un giro de cabeza de reconocimiento tácito, que es singular que la juventud se movilice por esta causa, digamos, menor, cuando sufre un altísimo nivel de paro, muchos deben compaginar trabajos precarios para pagarse la universidad y, en general, sus perspectivas vitales de independencia a corto y medio plazo no son demasiado halagüeñas. 

Esta precariedad es otro de los elementos que han hecho imprescindibles los bailes al aire libre... porque son gratis. Hay mucha gente joven que tiene difícil poder costearse la entrada de un concierto o ir de bar en bar, así que la verbena es una solución divertida y más que barata, al alcance de todos. Así lo ve Marta Alonso, estudiante de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Burgos que, a la vez, trabaja: «Las copas suelen ser muy caras y muchos de nosotros no nos podemos permitir  ir a muchos bares o a muchos conciertos que aunque nos gusten son de pago, así que esta es una opción muy buena para divertirse con bajo presupuesto»  

Rubén Alonso, compañero de clase de Marta, está completamente de acuerdo con esta reflexión e insiste en la idea de que las verbenas son el gran espacio de socialización en el que se forjan amistades y se amplían los grupos. «Siempre están a tope, a veces es que ni se puede entrar de la gente que hay, así que te pones a hablar con otras personas y te haces amigos». Todo, al ritmo de la música del momento pero también de los grandes clásicos. Adrián Álvarez, también estudiante de Comunicación Audiovial apunta a que el éxito de estos bailes populares está muy ligado al del programa Operación Triunfo, donde no se escuchaba otra cosa que versiones de éxitos de ayer y de hoy, que es lo que hacen las orquestas en las verbenas. «Hemos crecido cuando este programa estaba muy asentado y había creado un importante fenómeno fan, que hoy perdura. Y oír temas de Aitana, Ana Mena o Bad Gyal en tu pueblo o en tu barrio está muy bien».  

Protesta del Rey del baile. Se ha hecho tan conocido entre la chavalería que va de verbena en verbena, que hasta le han puesto  un sobrenombre. A Daniel Arce todo el mundo le conoce como 'el bailongo'. Tiene 25 años y no se pierde ni uno de estos saraos populares sea donde sea que se celebre. El año pasado, con restricciones y todo, fue a la friolera de 163 verbenas en toda la provincia, que bien contadas las tiene. Son famosos sus bailes en solitario y sus coreografías que, a menudo, son seguidas por la gente. Siempre se presenta impecable, con una americana y camisa a tono y es de maneras suaves y muy educadas,  las mismas con las que publicó un comentario sobre el verbenicidio en su Instagram, en el que hacía una defensa encendida de lo que él denominó  «baile social»: «Cada concierto tiene su público pero las verbenas son para un público mucho más general. Haberlas reducido me parece un tremendo error», decía su comentario en Instagram, que superó los 300 likes. Su olfato de verbenero hizo que en las stories de la misma red social hiciera esta pregunta a sus más de dos mil seguidores: «¿Qué opináis de que, en principio, solamente haya contratada una verbena en todas las fiestas?». Ese 'en principio' parece ahora una auténtica profecía.

Daniel 'el bailongo', Marta, Rubén y Álvaro crean a petición de DB, una lista de temas que no pueden faltar en una verbena. A la cabeza, el SloMo, con el que Chanel llevó a España al tercer puesto en Eurovisión. Detrás irían Todo de ti, de Rauw Alejandro; Tacones rojos, de Sebastián Yatra; Gasolina, de Daddy Yankee; Mari Carmen, de La Pegatina; Cannabis, de Ska-P; Follow the leader, de los cubanos SBS, y, claro, Héroes del sábado, de La M.O.D.A. Así pues... ¡Bailemos!