Del árbol directas al puesto

S.F.L.
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Cantabrana recibe este domingo con sus mejores galas a los visitantes en la X Feria de la Manzana Reineta, en una buena campaña a pesar de las olas de calor

Del árbol directas al puesto - Foto: S.F.L.

Guillermo se encontraba desayunando en el Rincón del Convento cuando su amigo Alejandro le insinúo que había un hombre de Aguas Cándidas que necesitaba ayuda de cara a la recolección de la manzana reineta. Este año la cosecha había aumentado considerablemente y él solo no podía con todo. Amante del campo e interesado en la oferta, logró contactar con el señor y comenzó a trabajar.
Cada día, y así durante un mes, acude mañana y tarde a las fincas de la esposa de su nuevo jefe para recoger la fruta. Se trata de una buena campaña que superará los 200.000 kilos dentro de la Marca de Garantía del Valle de Caderechas, por lo que algunos agricultores han requerido de la mano de obra de empleados para las semanas en las  que se alargará la recogida, «un hecho poco habitual ya que cada vez son menos los que plantan manzanos y cuidan las fincas», explica.

Tras recopilar la cosecha, esta se guarda en las lonjas en pleno proceso de maduración y a partir de entonces las piezas comenzarán a mutar de un color verdoso al amarillo. Muchas personas las ingieren ahora porque prefieren saborear la dureza y el sabor ácido que presentan, y otras las utilizan para compota o para comerlas asadas. 
Del árbol directas a los cajones. Esto es lo que más atrae a los clientes. La fruta no hace ninguna otra parada. Los días previos a la celebración de la X edición de la Feria de la Manzana Reineta, que será en Cantabrana el domingo, las labores se multiplican. «Hay que exponer un buen producto y organizar demasiadas cosas», manifiesta Juan José Gandía, presidente de la Asociación de Comerciantes y Productores de Caderechas. 

En el evento tan solo participarán ocho de los catorce fruticultores que forman parte de la Marca de Garantía y que continúan trabajando las tierras que heredaron de sus antepasados. Pero a lo largo del 'museo etnográfico al aire libre', los asistentes disfrutarán de más de una treintena de puestos con productos gastronómicos como queso, dulces, pan ecológico o cerveza artesana. También de una decoración de ensueño ideada por los vecinos de la pequeña localidad y de los miembros de la Asociación Cultural Las Olmas.

Esta es la primera vez que Guillermo participa en la recogida y que vive desde dentro lo que supone celebrar un evento de estas características. Reconoce que está aprendiendo mucho, como que el tamaño de la manzana no repercute en su sabor y calidad. También que la fruta recibe mucho cariño y que aunque «el margen de ganancia no sea demasiado alto, los agricultores siguen con la tradición», añade.

Después de dos años sin mercado la organización vuelve a la carga, esta vez aceptarán como novedad la participación de puestos de productores de cerveza artesanal y otro de venta de caracoles (procedentes de un criadero de la región). En todo caso, el olor a manzana inundará el pueblo, en ese en el que tan solo en dos días también se respirará magia. En ediciones anteriores de la Feria, como atractivos se reprodujeron un colmado, una cantina antigua y en la entrada a la iglesia, una boda. Tampoco faltaron juguetes, elementos elaborados con cajas de fruta y una muestra de balanzas y pesas antiguas para que la gente se hiciera fotos. Por ahora, la alcaldesa, Consuelo García, no aporta ninguna pista al respecto y anima a que los interesados lo descubran. ¿Con qué sorprenderán este año a los visitantes? Que no se lo cuenten, ¡disfrútenlo!