Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Nuevo año

02/01/2023

Escribir una columna en el umbral de un cambio de año te obliga a hacer algo distinto, a ser posible brillante, pero ser brillante está reservado a pocos y los dioses no me han incluido en el lote.

La Navidad no deja a nadie indiferente, te gusta o te disgusta, pero es una época que nos llega, con mayor o menor fortuna. A mí me resuena a fiesta, y siempre viene bien participar de una fiesta aunque las que están de moda son las fiestas sorpresa, esas en las que alguien queda contigo para tomar un café y te encuentras a 20 amigos camuflados cantando loas a tu bondad manifiesta en el momento en que apareces: si tu corazón sobrevive a la sorpresa, cuando sales del estado de shock te sientes agradecido aunque sin poder articular palabra.

Pero también resuenan las ausencias: aquellos que estuvieron y ya no están y ahí el asunto no es tan festivo. En Navidad la memoria es un tanto traicionera, trae recuerdos dulces y amargos, y puede vagar errante por la descontrolada locura navideña recuperando bonitos recuerdos o trayendo restos de algún naufragio: la noria de las emociones navideñas. 

Navidad son regalos, y a quién no le gusta que le hagan algún regalo. Lo difícil es acertar, aunque ahora con lo del amigo invisible la clandestinidad te ampara si la naturaleza no te ha dotado de buen gusto en el arte de regalar. En todo caso hay regalos neutros: un pijama, unas zapatillas o una bufanda pueden sacarte del apuro dignamente.

En Navidad termina un ciclo y empieza otro. El dinamismo de la vida abre y cierra puertas y ventanas en un movimiento en el que emociones y sentimientos fluyen en todas direcciones al compás del totum revolutum navideño.

Y llegan las buenas intenciones: se renuevan los intentos de vida saludable, sobre todo en lo físico, que hay que cuidar el cuerpo que sólo tenemos uno y la sanidad pública no está para exquisiteces. El nuevo año empieza con flexiones, corriendo o pedaleando al menos hasta febrero.

Yo, les deseo lo mejor, que tengan salud, buenas relaciones humanas que son lo más saludable y equilibrio emocional, esto no es fácil pero ayuda a encontrar una buena ruta. Y las buenas rutas llevan a buenos destinos. 
Feliz año para todos.