Grafitean el callejón de las Brujas a la espera de su mural

H. Jiménez
-

Se abrió en octubre y desde entonces el Ayuntamiento sigue sin encargar la prometida intervención decorativa donde se recreen escenas históricas de este espacio medieval

Este enorme lienzo que se asoma a la fachada principal de la Catedral debería estar decorado de forma ordenada y no salpicado de firmas. - Foto: Luis López Araico

El adecentamiento de la denominada oficialmente como calle Embajadores ha sido uno de los culebrones municipales más llamativos de los últimos años. Aparentemente era una actuación menor, consistía en evitar que se cayesen los pocos edificios que quedaban en pie, colocar un muro de separación respecto a los solares sin edificar que ascienden hacia Fernán González y tirar la tapia de ladrillo que lo mantenía incomunicado con el resto de la ciudad.

Sin embargo, se alargó durante varias legislaturas hasta que por fin, en 2021, pudo recuperarse el popularmente conocido como callejón de las Brujas, un rincón de especial encanto en el centro histórico, a un paso de la catedral y evocador del viejo Burgos medieval de calles estrechas, reviradas y en cuesta.

El octubre de 2021 se reabría oficialmente, tras la última colocación de una barandilla para evitar caídas hacia la zona de Santa Águeda. Entonces se dijo que el tentador muro ejecutado para separar los solares sería decorado, y sin embargo nada se ha hecho desde entonces así que han sido los grafiteros los que se han ocupado de él.

Pocos huecos quedan ya de un lienzo que en lugar de firmas ininteligibles y garabatos desordenados debería mostrar escenas históricas como las que planteó hace muchos meses la asociación de vecinos Casco Histórico Alto. En un documento que bautizó «Proyecto artístico de arte urbano» hablaba de dividir el muro en seis paneles y dos arcadas protegidas. Estas últimas eran las del luthier Andreas y del viejo Cafeto Madrid, y junto a ellas se sugería ejecutar en los paneles escenas referentes al antiguo pasaje de los judíos, a las tres culturas que convivieron en el barrio siglos atrás o al destierro de Mio Cid.

Todo, como decíamos, aparentemente sencillo. Pero se han topado con las dificultades y la lentitud para tramitar que siempre demuestra la administración, incluso en un caso como este. Más de nueve meses después de su apertura, esta intervención artística sigue sin contratarse y los pintores urbanos aficionados no han querido esperar.
pendiente de un contrato. La concejala responsable del distrito centro, Lola Ovejero, explica que del asunto se está responsabilizando la concejalía de Juventud, donde tramitan un contrato menor para elegir al artista (o artistas, en plural) que pintará los muros, porque la administración no puede elegirlo a dedo. «Hemos tenido que solicitar los permisos a los propietarios afectados porque cierra un solar con varios dueños y necesitábamos autorización para que nos dejen hacerlo. Ahora ya lo tenemos y contamos también con los bocetos de lo que se quiere pintar», explica Ovejero.

(La información completa y todas las imñagenes, en la edición impresa o aquí)