Texas: os esperábamos desde el instituto

MARTÍN G. BARBADILLO
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Un público entregadísimo llena el Auditorio Rafael Frühbeck para celebrar el 30 aniversario del disco 'Southside' y darlo todo (pero todo) con los hits de la banda de Sharleen Spiteri

Sharleen Spiteri demostró su poderío tanto en el formato íntimo como en el más fiestero. - Foto: Valdivielso

Lo primero, buena noticia poder disfrutar en Burgos, así, un jueves de septiembre, de un bolo internacional de un grupo de calado (aunque en realidad fueron dos conciertos); el mundo es un lugar cada vez más grande, esta ciudad un rincón más pequeño y eventos como este son un lujo. Fue Texas, la banda de Sharleen Spiteri, la que se dejó caer por aquí después de suspensiones pandémicas y pospandémicas para cumplir con la celebración (ya atrasada) del 30 aniversario de su primer LP, Southside, de 1989. Y, voy a desvelar el final, lo reventaron. 

Si se tiene la edad suficiente, como el público de anoche, es fácil recordar la icónica portada de este disco: fondo negro, un rectángulo rojo con la palabra 'TEXAS' en blanco (como en el escenario ayer) y debajo el título, Southside. Anduvo en las estanterías de las extintas tiendas de discos años y estuvo presente en las revistas que vendían música por correo (Discoplay y demás) más tiempo todavía. El disco se iniciaba con I Don´t Want a Lover, ese tema que arranca con esas guitarras abrasadas de desierto y frontera y la voz envolvente de ?Sharleen Spiteri. Así empezó la noche, con ese mismo tema, en un set sobrio con Sharleen y los músicos sentados en taburetes. Y se acercaron a la canción con una versión acústica entre el country y el rock primitivo, intensa y acariciada por la voz de la escocesa que en ese registro recuerda a, por ejemplo, la enorme Chrissie Hynde de The Pretenders. Eso es un 1-0 y por la escuadra en el minuto 1. Le siguieron el resto de las piezas del disco; las clavaron todas y en orden, como si uno las estuviese escuchando en la habitación en casa de sus padres. La banda consiguió una atmósfera íntima y cercana, de club, con una líder, 'frontwoman' que dicen los ingleses, que llena sola el escenario y lo sabe. Esta fue la parte emocionante de la noche, el alma de Texas al desnudo, el pasado revisitado, los orígenes con la mirada de la madurez.

Una pausa de veinte minutos, como en los cines de antes y, después, la locura. Sharleen, muy comunicativa toda la noche, mandó levantar al público, se hicieron las luces y toda la parafernalia y fueron cayendo, uno a uno, la colección de 'hitazos' que han permitido despachar al grupo más de 30 millones de copias y sobrevivir por tres décadas en el negocio. Arrancaron con Summer Son y desfilaron In Demand, Inner Smile, In Our Lifetime o Tired of Being Alone. ¿No le suenan? Pínchelas en Youtube y verá como sí (...).

El público burgalés llenó el Auditorio, primero sentado y después atrapado por el baile.
El público burgalés llenó el Auditorio, primero sentado y después atrapado por el baile. - Foto: Valdivielso

(Crónica completa del concierto, en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)