La economía mirandesa se está levantando del duro golpe que le asestó la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Desde 2020 han surgido nuevas empresas y proyectos de futuro, pero, sobre todo, se ha terminado de asentar la industria que ya se alojaba en la ciudad del Ebro. Al menos, eso indica la brusca reducción en el número de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).

Durante el último ejercicio, 2022, el Servicio Público de Empleo de Castilla y León tan solo registró siete ERTE en el municipio del norte de Burgos. Por su parte, el total de afectados por dichos procedimientos fueron 72 trabajadores. De ellos, la mitad estuvieron en suspensión de trabajo y el 50% restante, en reducción de jornada.

Estas cifras suponen un descenso de más del 50% en cuanto al número total de expedientes de regulación temporal de empleo en la ciudad del Ebro, dado que en 2021 se llegaron a contabilizar 15 procedimientos de este tipo. De ellos, 14 supusieron la suspensión del trabajo y solo uno se tradujo en una reducción de la jornada laboral. Ahora bien, pese a que el primer ejercicio pospandemia tuvo un dato más abultado en cuanto a los ERTE, lo cierto es que la cifra de afectados se quedó en los 34 trabajadores. Es decir, en 2021 hubo menos personas que sufrieron estos procesos aunque afectaran a más empresas.

En cualquier caso, la situación actual en lo relativo a los despidos colectivos o expedientes de regulación de empleo no deja dudas, puesto que 2022 mejoró todos los registros de 2021. Durante el último curso no se contabilizó ni un solo ERE, mientras que un año antes se dieron dos procedimientos en esta categoría. Precisamente, a lo largo de ese ejercicio hubo medio centenar de mirandeses que tuvieron que sufrir las consecuencias de estas extinciones de contrato.

Eso sí, pese a que 2021 tuvo peores estadísticas en términos absolutos que el último año registrado, realmente el mayor golpe se vivió durante 2020. A lo largo del periodo en el que estalló la pandemia provocada por el coronavirus, la ciudad tuvo 47 trabajadores afectados por dos ERE diferentes. De esta forma, entre los dos ejercicios inmediatamente previos a 2022 se llegaron a sumar casi un centenar de empleados damnificados por despidos colectivos.

Unido a ello, los ERTE se dispararon en 2020, cuando la inestabilidad de la economía y imprevisibilidad de los mercados no permitían tomar decisiones en el largo plazo. Por aquel entonces, 3.073 trabajadores se vieron afectados por Expedientes de Regulación Temporal, a través de 600 procedimientos diferentes. 

Esas cifras de 2020 se desglosaron con 551 expedientes en los que se suspendió la jornada laboral, que perjudicaron a 2.757 empleados, y otros 49 procedimientos en los que se redujo el horario de la plantilla. En este segundo grupo hubo más de 315 mirandeses afectados.

Con todo, en el último año, 2022, se ha retomado la estadística de 2019 en lo relativo a ERE, puesto que no se ha contabilizado ninguno. Sin embargo, en los expedientes temporales la realidad aún no se ha estabilizado y todavía no se ha reducido tanto como en la época precovid, cuando tampoco se registró ningún ERTE en Miranda.