Fue un momento mágico, presenciado por unos pocos privilegiados. Umberto Eco se había adentrado con evidente emoción en la biblioteca del monasterio de Silos. Conocía de sobra la historia y la importancia del cenobio burgalés, claro está: le concede enorme protagonismo a través de uno de los personajes nucleares en su afamada novela El nombre de la rosa. Pero nunca había estado allí. El abad, Dom Lorenzo Maté, que había sido bibliotecario, supo hechizar a Il Professore mostrándole alguno de los volúmenes más valiosos de la abadía benedictina. Fue inmensamente dichoso contemplando aquellas joyas, preñadas de siglos de sabiduría. Uno de los testigos de aquel momento jamás olvidará el instante en el que el abad puso en las manos del genio italiano el Misal mozárabe que el escritor y filósofo cita en El nombre de la rosa, un libro de papel hecho con tela, el códice con el papel más antiguo de Europa. Umberto Eco, henchido de emoción, con manos temblorosas, no dejó de repetir: ‘Bellísimo, bellísimo...’.

No cuesta imaginar la emoción del escritor y filósofo italiano, que visitó Silos en 2013 tras ser investido doctor honoris causa por la Universidad de Burgos. Él había imaginado y recreado en la ficción ese libro. Y había creado a un personaje para conectarlo con él, atribuyéndole además su origen en el propio nombre: Jorge de Burgos, el monje que tiene un papel protagónico en la novela, en la película que rodó en la década de los 80 Jean-Jacques Annaud y que ahora regresa en una nueva serie de televisión, cuyos primeros capítulos se han podido ver en TVE. Jorge de Burgos es uno de los personajes más fascinantes y complejos de la obra creada por Eco. Es un doble homenaje: a Jorge Luis Borges ("después de que Borges escribiera La biblioteca de Babel es imposible para cualquier escritor hablar de una biblioteca sin pensar en la de Borges", manifestó Eco en cierta ocasión) y a Burgos y a Silos, centros esenciales de conocimiento durante el Medioevo. 

El que acababa de hablar era un monje encorvado por el peso de los años, blanco como la nieve; no me refiero solo al pelo sino también al rostro, y a las pupilas. Comprendí que era ciego. Aunque el cuerpo se encogía ya por el peso de la edad, la voz seguía siendo majestuosa, y los brazos y manos poderosos. Clavaba los ojos en nosotros como si nos estuviese viendo, y siempre, también en los días que siguieron, lo vi moverse y hablar como si aún poseyese el don de la vista. Pero el tono de la voz, en cambio, era el de alguien que solo estuviese dotado del don de la profecía. Así lo define el joven Adso de Metz, narrador de la obra, en la novela del autor italiano.

Fotograma de la serie ‘El nombre de la rosa’, recientemente estrenada en TVE.

El actor Feodor Chaliapin Jr. le dio vida en la brillante película protagonizada por el incomparable Sean Connery en el papel de Guillermo de Baskerville. En la recién estrenada serie es el actor James Cosmo (Jeor Mormont, Lord Comandante de la Guardia de la Noche en Juego de Tronos) quien encarna al misterioso, siniestro y temido monje ciego. Jorge de Burgos, antiguo bibliotecario de la abadía, pretende ser el único conocedor de una obra cuya existencia es casi pasto de la leyenda: el segundo libro de la Poética de Aristóteles, que encierra las claves de la risa y el humor como correas de transmisión de la verdad. Ha empeñado su vida en ocultarlo a ojos de otros seres humanos. Es en torno a este libro secreto que se suceden las muertes en esa cerrada comunidad abacial, donde todos sus integrantes guardan secretos.

Tras su visita a Silos, Eco, que fue un tipo bienhumorado, estampó en el libro de visitas del cenobio burgalés su firma y un dibujo, una caricatura de él mismo vestido de monje. ¿Umberto de Burgos?