La mediación llega al campo

P. Velasco
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Agricultura pone en marcha un grupo de especialistas en arbitraje y mediación para que puedan intervenir cuando surjan controversias entre las partes contratantes o en cualquier otra actividad

La mediación llega al campo

El diálogo, muchas veces roto o incluso inexistente, entre dos partes en las que se han creado controversias es fundamental a la hora de resolver un conflicto. Una comunicación que en el campo muchas veces se ha relacionado con un apretón de manos sin trasladar nada a un papel oficial y generando posteriormente discrepancias. Esa forma de negociación ha evolucionado y ahora ese diálogo llega al campo en forma de arbitraje o mediación, una herramienta útil, desconocida y que evitaría que muchos casos acabasen en el juzgado.

El arbitraje y la mediación en la cadena agroalimentaria se regularon por ley en el año 2014, aunque fue el 31 de octubre de 2018 cuando se publicó el decreto que creaba la Junta de Arbitraje y Mediación para los contratos agrarios en Castilla y León. Desde ese momento, los objetivos han sido conseguir que los contratos agrarios contengan una cláusula que permita la resolución de las controversias que pudieran surgir entre las partes contratantes y, por último, fomentar la realización de cursos de formación específica en derecho agrario, dirigidos a los profesionales

Un arbitraje ofrece «flexibilidad» porque ambas partes pueden establecer plazos, alcance de pruebas a presentar, qué conceptos incluir, el coste de los procedimientos. Si no hay conformidad se acude a una corte de arbitraje.

El primero de los objetivos se vio cumplido a comienzos del año 2019, con la constitución formal de la Junta de Arbitraje y Mediación, momento a partir del cual comenzó a trabajar en la confección de un reglamento interno de funcionamiento y en la elaboración de un modelo de cláusula de sometimiento a arbitraje y mediación para su inclusión en los contratos agrarios.

Ambas tareas fueron culminadas a principios de este año 2020, fecha en que la Junta de Arbitraje y Mediación aprobó tanto su reglamento organizativo como el modelo de cláusula por la que las partes contratantes de un contrato agrario someten sus discrepancias a un arbitraje o a una mediación.

Estos avances son confirmados por algunos de los árbitros o mediadores que se han formado recientemente en el sector agrario. «Con la aprobación de la nueva Ley Agraria se quieren potenciar este tipo de herramientas, al igual que la calidad alimentaria da un valor añadido en los eslabones de la cadena», señala Carlos Martín Soria, que incide en que con estos cambios «se exige que los contratos se hagan por escrito y con anticipación de la entrega a suministro del producto, y desde agosto de este año aparece que en todos los contratos aparezca que el precio cubre los costes de producción».

Uno de los principales problemas que se encuentran, como apunta Celia Miravalles, es la falta de árbitros y mediadores especializados en Castilla y León. Una carencia que se quiere paliar con la formación de abogados y la publicación de un listado en la página web de la Consejería, para que pueda ser consultado por cualquiera de los operadores de la cadena alimentaria y estos puedan elegir, de entre todos los árbitros y mediadores que figuren en él, aquél que consideren más idóneo o más conveniente para la resolución de sus conflictos.

Requisitos

Un árbitro debe cumplir varios requisitos, entre ellos los fundamentales la confidencialidad, «porque a diferencia de una sentencia, que es pública, el laudo es confidencial», aclara Martín Soria, que añade que además deben ser independientes e imparciales.

Este servicio estará a disposición de productores, empresas de transformación y empresas de distribución. También está previsto que se incluya en los contratos agrarios la cláusula de sometimiento a arbitraje y mediación de las controversias contractuales que pudieran surgir a la hora de interpretar los contratos agrarios.

Diferencias

Las diferencias entre arbitraje y mediación es que cuando acuden al primero, es un tercero que el aplica el resultado a través de un laudo, mientras que en la mediación se trabaja con el mediador para alcanzar una solución al conflicto. «Si vemos que finalmente no hay posibilidad con la mediación se opta por otras vías, aunque también se pueden alcanzar acuerdos parciales», indica Nuria Calvo.

Espinosa Galindo, otra de las mediadoras de la Comunidad, incide en que con esta herramienta se puede haber un abanico de soluciones: «Es un diálogo entre las partes que recupera una comunicación y se empieza a ver algo de luz, un diálogo que se había perdido o incluso no se había iniciado».

Y pone como ejemplos casos de empresas que es la primera vez que se ven la cara y «con el diálogo se puede apaciguar el proceso y ver aspectos que antes se han pasado por encima», recalca, para añadir que «actualmente se está en ese punto de ver casos con resultados positivos y son los que hay que potenciar».

«Hay un gran desconocimiento, no  se conocen las ventajas del sistema»

Abogado especialista en derecho de la competencia, Carlos Martín Soria trabaja principalmente en temas de arbitraje en colaboración con la Cámara de Comercio de Valladolid. La llegada de esta herramienta al sector agrario le parece «una iniciativa muy acertada», principalmente «porque el arbitraje tiene unas características que mejoran el acudir a los juzgados».

Desde su punto de vista, este método ofrece otras ventajas como la «flexibilidad», porque ambas partes establecen las condiciones, y la «confidencialidad», ya que el laudo (una especie de sentencia) que se emite no es público. A esto se suma que en comparación con los trámites judiciales, este proceso es «mucho más rápido» con una duración media de cinco meses, como asegura Martín Soria.

«Hay un gran desconocimiento y no se conocen las ventajas del sistema por lo que no se utiliza. Al final el agricultor lo que hace es acudir a su abogado de confianza porque desconoce el funcionamiento real del arbitraje», explica este abogado vallisoletano, que detalla que a nivel nacional sí se ha utilizado en casos de comercialización de la leche. En su opinión, el arbitraje puede tener buena acogida en el sector agrario, «ya que hay muchos acuerdos que pueden someterse a conciliación». «Al final esta herramienta existe desde hace bastantes años pero no se ha utilizado en todo su potencial», dice. Reconoce que hasta ahora es poco habitual su uso, aunque sería de utilidad en temas como los precios, la compra de maquinaría o los insumos «cuando no se cumplen las expectativas», y detalla que los árbitros deben cumplir con dos requisitos: independencia e imparcialidad.

«Es fundamental formar árbitros en el sector agroalimentario»

Celia Miravalles, abogada de Valladolid y especialista en derecho agrario y arrendamientos rústicos, ve el arbitraje y la mediación como «figuras alternativas al tema de los juzgados y muy interesantes si se trabajan y llegan a buen puerto», aunque reconoce que en el sector agrario es más complicado plantear «sistemas alternativos que lleguen a buen puerto».

Como ventajas destaca que es «bastante más rápido que el sistema judicial», ya que el arbitraje impone un laudo para intentar poner a las partes de acuerdo. De momento, desde su experiencia en la Corte de Arbitraje Agroalimentario de Madrid, los casos que llegan son pocos, aunque sería muy interesante introducir estas cláusulas en los contratos, por ejemplo, de arrendamientos rústicos.

También considera fundamental formar árbitros en el sector agroalimentario, «porque no hay tantos abogados especializados», de momento solo los que se formaron recientemente en un curso organizado por la Consejería. «Se trata de una herramienta que si se llevará a cabo, con más árbitros formados, difícilmente se va a complicar un caso», asegura Miravalles, que insiste en que en el juzgado un asunto se puede demorar durante un año y medio, mientras que con un arbitraje, y «casos que no son complicados», pueden estar resueltos en tres meses.

Apuesta por dar publicidad a estos sistemas alternativos y por incluir cláusulas de este tipo en los contratos agrarios: «Es obligatorio en la Ley de la Cadena Alimentaria y puede solventar muchos problemas de forma rápida». 

«La mediación facilita el apretón y la comunicación entre las partes»

Con una amplia experiencia en el Serla, donde lleva ocho años ejerciendo como mediadora, Nuria Calvo Boizas defiende la utilización de estas herramientas en el sector agrario, «donde durante siglos se ha confiado en el apretón de manos y la buena fe». «Con la especialización del campo, las cadenas alimentarias y una producción agrícola más industrializada se han potenciado los contratos agrícolas y la tecnificación», explica, por lo que es donde entra la mediación, «que al final facilita el apretón y la comunicación».

Calvo detalla algunas de las cualidades que debe reunir un mediador, que debe ser «neutral y parcial» para que «la comunicación rota se recomponga, ya sea agricultor, arrendatario o arrendador». «Al final el objetivo es evitar el juzgado que supone un tiempo muy largo con un coste de dinero y emocional», añade. Además, «te metes en un pleito pensando que tienes razón y te puedes quedar sin ella».

Al igual que sus compañeros, Nuria Calvo comparte que es una herramienta que no se ha utilizado, por lo que «existe mucho desconocimiento» y podría beneficiar a todo el sector, tanto agricultores como ganaderos, empresas comercializadoras o distribuidoras.

Para darlo a conocer, la mediadora explica que desde Agricultura se intentará realizar una campaña de información. Además, en los contratos se empieza a incluir una cláusula que hasta ahora no se hacía para que se empiece a utilizar este recurso, con el que en un plazo medio de seis o nueve sesiones podría solucionarse una disputa comercial, «en más tiempo no porque sino se enquistan».

«La mediación ha tardado mucho tiempo en entenderse en España»

Esta arquitecta trabaja como mediadora desde hace seis años. Desvela que la herramienta de la mediación se implantó hace años en España, aunque no se ha desarrollado en muchos ámbitos más allá del familiar. «Siempre se ha hablado más de negociación que de mediación», asegura.

En su opinión, la mediación ha tardado mucho más en entenderse en lo que se refiere a los términos y las formas en las que se debe actuar. «Está costando mucho», aclara. «Ahora, con toda la paralización que la covid ha provocado en los juzgados se le ha dado una mayor visión a esta herramienta» y «se está movilizando en muchos ámbitos», dice.

En el tema del campo, donde se realizan muchas veces gestiones rápidas, se deja un poco esta parte, «aunque en los últimos tiempos se está dando una visión nueva y se incluye la mediación en las cláusulas de los contratos», explica Espinosa Galindo.

Ella, como otros profesionales de Castilla y León, llevan un año trabajando con la Junta para ir perfilando casos y ver qué soluciones se pueden dar, «aunque a medida que vayan llegando casos se tenga que ir ampliando conocimientos».

«Lo importante es conseguir que exista una vía que no sea el juzgado y la gente se tranquiliza», señala la arquitecta-mediadora, que además destaca que el mediador «va analizando muchísimo, tienen que equilibrar niveles emocionales, ver cuál es el problema real y ver qué partes tienen solución y cuáles no». Espinosa confía en que con el «boca a boca» esta herramienta se conozca más.