Las peticiones se empiezan a acumular encima de la mesa del subdelegado del Gobierno y, por extensión, de la Comandancia de la Guardia Civil. La inmensa mayoría de los ayuntamientos de Burgos carecen de policía propia y de capacidad para controlar, disuadir y en último caso sancionar las concentraciones masivas de personas, muchos de ellos jóvenes, a las que se está señalando como foco de algunso brotes de coronavirus en toda España.
La preocupación comienza a cundir entre los alcaldes, que han visto como los fines de semana de julio se han repetido los botellones y otras celebraciones con un mayor número de personas de las que la situación sanitaria actual. Visto el comportamiento de algunos, se preguntan qué ocurrirá en agosto  y septiembre, cuando se concentre aún más gente en sus municipios y lleguen las fechas marcadas en rojo en el calendario. No habrá programa oficial en ningún pueblo pero ¿cómo controlar que haya fiestas alternativas?

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