Crece la montaña de residuos covid: 40 tráileres al año

H. JIMÉNEZ
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El uso de equipos de protección individual eleva la producción de basura en el HUBU hasta los 3.500 metros cúbicos al año, lo que supone más del doble de lo que se gestionaba antes de la pandemia

Recogida de residuos en el HUBU. - Foto: Alberto Rodrigo

El uso generalizado de equipos de protección individual y materiales de cura relacionados con la covid sigue incrementando la generación de residuos sanitarios en el Hospital Universitario de Burgos. Si durante el año 2020 salieron del complejo sanitario 80.772 envases especiales de los que se utilizan para deshacerse de este tipo de materiales, en 2021 fueron 85.222. Traducido a metros cúbicos, un total de 3.503.

Para hacerse una idea del ingente volumen que esto supone hay que tener en cuenta que hablamos de 3,5 millones de litros. Toda una piscina olímpica llena de residuos sanitarios. La capacidad de 40 camiones tráiler repletos básicamente de mascarillas, batas, guantes o gorros. La cifra es superior a la del ejercicio inmediatamente precedente, pero además se dispara si la comparamos con 2019, cuando no había covid. Entonces solo se generaban poco más de 44.000 envases y menos de 1.500 metros cúbicos.

Los datos que ofrecen desde la empresa Eficanza, la adjudicataria de los servicios no asistenciales del HUBU, reflejan que entre enero y diciembre de 2020 salieron del hospital menos envases pero de más peso, lo cual tiene sentido porque los epis frente a la covid pueden ocupar un gran volumen pero son muy ligeros. Y hablamos siempre de residuos sanitarios especiales del llamado "grupo III" de clasificación: en ellos se incluyen restos infecciosos capaces de transmitir enfermedades, residuos anatómicos excluyendo cadáveres, sangre y hemoderivados en forma líquida, agujas y material punzante y vacunas de virus vivos atenuados.

Explican desde la empresa que en la gestión de los residuos toman parte varios servicios del hospital que trabajan de forma coordinada. "Todos han recibido la formación, las instrucciones específicas y los equipos de protección individual correspondientes según el tipo de actividad que desarrollan", subrayan. Mientras tanto, los protocolos están en constante revisión en función de las indicaciones y directrices dadas por el Ministerio de Sanidad, así como de las autoridades autonómicas competentes en cada caso.

"Entran en juego, por tanto, primero la propia dirección del hospital en cuanto a que son los profesionales sanitarios los que identifican en un primer momento el material y las zonas susceptibles de contar con residuos del tipo III", aseguran. Y por parte de la concesionaria es el departamento de Calidad y Gestión Ambiental quien establece el protocolo a seguir en todos los servicios gestionados que puedan entrar en contacto con este tipo de residuo entre los que se encuentran limpieza, logística y restauración.

Por oleadas. Joana Adrián, directora de Operaciones de Nuevo Hospital de Burgos, explica que la generación de residuos varía muchísimo a lo largo del año "y crece exponencialmente en el caso de las olas de covid". A lo largo de estos dos años de lidiar con la pandemia los responsables sanitarios y también los de servicios externos "estamos más preparados", apunta, "pero lo más complicado es la contratación de personal que debemos incorporar para periodos indefinidos". Y ahí los meses de marzo, abril y mayo de 2020 fueron de "locura total", con una situación sobrevenida a la que nadie se había enfrentado anteriormente y que nunca se podía imaginar.

Una vez que los residuos están listos en sus contenedores precintados y listos para salir del hospital, es un transportista o gestor externo quien se los lleva para su correcto tratamiento, previa documentación que asegure el control y la transferencia de titularidad.

Joana Adrián relata que el destino de estos residuos es la planta de tratamiento del Ecoparque de Cortes (el antiguo vertedero a las afueras de la capital) y que el proceso que se lleva a cabo con ellos consiste primeramente en una esterilización "mediante vapor a muy alta temperatura para matar bacterias y gérmenes", posteriormente en triturarlos y finalmente depositarlos en lugares autorizados.

Es la empresa Cespa la encargada de aplicar el tratamiento que primero pasa por una cámara frigorífica y después en un recipiente denominado autoclave donde el material desechable se somete a temperaturas de 135 grados y una presión de tres bares durante quince minutos. Su destino final será el vertedero de Abajas.