Omar Cook es un viejo rockero de la Liga Endesa. Tras nueve temporadas en España, aterriza en el nuevo proyecto del San Pablo con 38 años y mejores sensaciones que nunca. Tiene un secreto para la eterna juventud. Además, le motiva especialmente actuar en el Coliseum vestido de local después de tres campañas haciéndolo como visitante. «Siempre me ha dado envidia jugar para esta afición. Meten mucho ruido y no paran de animar, la verdad es que el ambiente que crean es increíble», señala.

El base americano se siente más que preparado para afrontar su décima temporada en la ACB. No llega a Burgos -ni mucho menos- en el declive de su carrera y desvela la fórmula para mantenerse tantos años al máximo nivel en la élite del baloncesto europeo: «El secreto es cuidarse. Mi mujer me introdujo en una dieta hace tres años y me va muy bien. De hecho, me siento mejor ahora que cuando era más joven. Además de eso, hay que trabajar duro y motivarse a uno mismo. Hay muchas cosas que no se ven y que te ayudan a estar al 100%. Este año llego muy preparado para este desafío».

Un equipo ganador. En las últimas campañas entre el Movistar Estudiantes y el Herbalife Gran Canaria, Cook no se ha podido codear con los mejores ni en España ni en Europa y espera que el San Pablo le dé esa oportunidad de pelear por cotas más altas. «Yo vengo aquí para ganar. Mi mayor meta es ayudar al equipo para que así sea. No he estado en un club ganador en los últimos años y quería estar un sitio para competir y luchar por los primeros puestos. Traigo conmigo mi experiencia y mi fortaleza mental», concluyó el veterano director de juego americano con pasaporte montenegrino.