Una nueva forma de darle al pedal

C. Soriano
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Cada vez son más los ciclistas que apuestan por la electrificación de sus bicicletas a través de los kits de conversión para poder realizar mayores distancias

Una cuadrilla de amigos que, gracias al kit eléctrico, pueden continuar haciendo rutas en bici. - Foto: Patricia González

Para bien o para mal, la tecnología ha ido haciéndose camino en nuestro día a día hasta convertirse en la protagonista: los móviles ya no son solo móviles, los relojes ya no son solo relojes y, las bicicletas, tampoco son solo bicicletas. La electrificación de este tipo de vehículo sufrió un boom en 2015 y, desde entonces, ha ido todo sobre ruedas.

Junto con las bicicletas eléctricas llegó al mercado su versión más económica, los kits de conversión, que permiten transformar casi cualquier tipo de bici en un vehículo electrificado. Y, ante la duda sobre cuál es realmente la diferencia entre ambas opciones, Cruz Herrero, del taller La Estación de las Bicicletas, contesta que, verdaderamente, no hay ninguna:«De hecho, con muchas de las que se venden en el mercado lo que han hecho realmente en fábrica es instalar un kit como el que instalamos nosotros en tienda». A efectos prácticos, la única variación es el precio: mientras un kit puede costar unos 800 euros, el precio de una eléctrica suele rondar los 2.200. «El que ya tiene una bicicleta buena, aprovecha y pone un kit eléctrico. El que necesita una nueva, lo que hace es comprarla electrificada directamente», afirma Rubén Hernando, del taller Vikings.

Sin embargo, no todas las bicicletas son válidas: hay que estudiar cada caso para instalar un kit equilibrado. «Hay que pensar dónde colocar el motor, dónde instalar la batería y, luego, hay tipos, como las de carbono, que no aguantan la fuerza que ejerce el motor», explica Cruz. Las únicas que pueden electrificarse, aclara, son las de aluminio o de acero.

No obstante, además de necesitar un kit que se amolde a la bicicleta, hay una serie de factores que hay que tener en cuenta: la electrificación tiene que estar homologada y, además, ha de seguir la normativa europea. La potencia del motor que se exige en la Unión Europea es de un máximo de 250W, es decir, que no alcance más de 25 km/h, y que deje de funcionar siempre que no se esté pedaleando. «Todas las bicicletas tienen que ser de asistencia eléctrica: no está permitida la ayuda directa, el motor solamente te empuja», explica Rubén. El peligro que corren los ciclistas que deciden adquirir estos kits por internet sin asesoría, además de no saber si es el más adecuado para su vehículo, es el hecho de no ser conocedor de esas leyes. «Lo puedes comprar por internet perfectamente, pero sabiendo qué estás adquiriendo», advierte Rubén.

Hay tres perfiles diferentes de gente que se los instala:«Por un lado, todos los repartidores de comida que, como al día hacen muchos quilómetros, lo tienen como una herramienta de trabajo; por otro lado, el perfil de las chicas que salen en ruta con sus compañeros y que terminan instalándoselos para poder seguirles el ritmo; y, por último, un público de a partir de 60 años que han estado toda su vida haciendo recorridos y, por edad, se lo ponen como un complemento para poder seguir en el mundo del ciclismo», explica Cruz.

Este último es el caso de José Antonio Manso, ciclista de 67 años y que lleva toda una vida montando en bicicleta. Con su pandilla suelen salir a hacer partes del Camino de Santiago, «pero nos estamos haciendo ya mayores», comenta. Hace dos años decidió instalarse un kit, dice, por que sentía «necesitar un poco de ayuda» tras dos operaciones de rodilla y cadera. Desde entonces, hace rutas de 70 km y afirma haber encontrado la forma de  poder seguir haciendo deporte perfectamente.

Elías Antón, de 66 años, tiene una situación parecida, pero él, en un principio, se negaba a instalarse nada: «Yo dije que nunca me pondría un kit, porque si había que ir en bicicleta, iba a ser a fuerza de pulmón.Después me di cuenta de  si quería llegar a ciertos sitios, sin esa ayuda no podría llegar». Añade, eso sí, que sería una buena idea que la batería de las bicicletas «funcionara como la de los coches híbridos: que, en bajadas, se recargara». Con el tiempo igual sí que salen nuevos modelos, ahora que cada vez hay más usuarios que tienen un kit, imagina.

Al final, defienden desde los talleres, el kit de conversión no es solo la opción más económica, sino también la más sostenible: además de sustituir a los coches y autobuses en su uso urbano, escoger electrificar una bicicleta antes que comprar una nueva supone la reutilización de un vehículo que, en realidad, está en buenas condiciones. «Si tienes una bicicleta y no la electrificas, tienes que tirarla y comprar otra. Con lo cual, no estamos ayudando nada al medio ambiente», termina Cruz.