Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Mejor parques para humanos

14/03/2022

En el parque de Buenavista, un lugar enorme y desangelado, están colocando las vallas de la Zona de Esparcimiento Canino, es decir, el parque para perros. Esta iniciativa municipal se anunció hace meses y habrá por la ciudad varios recintos cerrados similares en zonas cercanas a viviendas y otros abiertos en lugares como La Quinta.

Al lado de la entrada del que yo he visto hay un par de carteles que explican cómo funciona el invento. Cuentan que hay que cerrar la puerta, que los canes pueden correr libres dentro, que hay que recoger las cacas, que no se permiten perros peligrosos o en celo y que, por si había duda, se prohíbe maltratar a los animales. Además, se supone que serán instalados elementos útiles como fuentes adaptadas a perros o dispensadores de bolsas para la recogida de excrementos.

Hasta aquí todo bien. Es perfecto que los perros tengan un espacio urbano propio para su disfrute. Se han convertido en un grupo a tener en cuenta, una minoría importante, de hecho, hay más que niños. Pero esta propuesta no creo que resuelva otro problema igual de relevante: el derecho de los humanos a usar los jardines. Yo entiendo que los perros puedan, por ejemplo, estar sueltos en esos nuevos parques y hacer lo suyo allí, pero es seguro que lo seguirán haciendo en los demás porque no van a poner uno a la puerta de cada casa. En consecuencia, y llamando a las cosas por su nombre, los espacios verdes seguirán llenos de cagadas y si uno se adentra en ellos se llevará una mierda de recuerdo, con lo que seguirán vedados (de facto) a las personas. Y es una pena porque, como ya hemos dicho aquí varias veces, en cualquier lugar de Europa es costumbre tirarse en el verde a estar tranquilamente, pasar un rato o echar unas patadas al balón con tus hijos. Aquí nos educan desde pequeños en no pisar la hierba y, últimamente, instruimos a los niños para que no aplasten ninguna sorpresa.

Para matar dos pájaros de un tiro, el Ayuntamiento hubiese hecho mejor creando Zonas de Esparcimiento Humano, más o menos como las caninas pero sin dispensador de bolsas, claro; un área solo para personas, vallada, con puerta, libre de cagadas, en la que tumbarse a gusto y poder jugar sin pensar en otra cosa. A mí no me importaría estar ahí encerrado ni lo veo como una derrota. Yo lo que quiero es disfrutar de la hierba y esta sería una manera, puede que la única.

Salud y alegría.

ARCHIVADO EN: Plaza Mayor, La Quinta, Salud