Julián Calero cumple su tercera temporada en el Burgos Club de Fútbol y sobre la mesa está su posible continuidad. De hecho, el pasado mes de noviembre Michu ya tuvo una primera conversación con el entrenador. Fue un contacto informal del director deportivo blanquinegro con el técnico de Parla, pero el interés del club quedó claramente reflejado. Calero, sin embargo, prefiere esperar. Ya la temporada pasada tardó en responder al mismo ofrecimiento y parece que en esta ocasión pasará algo similar.

«Michu habló conmigo para ver la posibilidad de extender el contrato. Le dije que ya hablaríamos más adelante. Para mí hubiese sido más fácil haber firmado tres años cuando renové, pudimos hacerlo. Era más arriesgado firmar un año que tres porque parecía imposible repetir lo conseguido la pasada campaña. Firmé por un año sin poner en ningún compromiso al club», explica.

«Para mí lo más fácil hubiese sido firmar por tres años y si me echas en noviembre, me pagas dos años y medio. No me gusta ese juego y por eso firmé por un año y luego ya veríamos. Una vez llegado a Navidad, en enero o febrero hablaremos. Soy muy pragmático. Te dicen que te van a llamar de muchos sitios y al final no te llama nadie. Aquí me quieren, estoy a gusto, estoy bien y ya veremos», continúa diciendo el técnico.  

Calero también habló claramente de lo que puede pasar si un entrenador está mucho tiempo en el mismo sitio: «El otro problema que surge es que la gente se agota de ti. Y no quiero que la gente se agote de mí. Quiero calcular muy bien cuál es el momento de decir: ya no puedo dar más al Burgos. Eso es lo que más vértigo me da, acertar con ese momento».