Medel, adiós a Burgos y a la carretera

I.E.
-

El teniente coronel Juan José Medel se marcha a León para trabajar en Seguridad Ciudadana tras una vida de guardia civil dedicada a la gestión del tráfico y a la lucha contra la siniestralidad

Juan José Medel recoge estos días multitud de papeles acumulados en su despacho del cuartel de la glorieta de Logroño. - Foto: Patricia

Los ascensos en la Guardia Civil traen aparejadas no pocas renuncias. Juan José Medel, tras colocarse los galones de teniente coronel, va a sacrificar dos grandes pasiones, la gestión del tráfico y la lucha contra los accidentes y Burgos, la tierra que le vio nacer (es natural de Castrillo de la Reina), para trasladarse, el mes que viene, a León. Del Arlanzón al Bernesga y de la carretera a seguridad ciudadana, donde le esperan, adelanta, labores eminentemente burocráticas. «Voy a a echar de menos el coche seguro, pero lo hago convencido», afirma entre los papeles del despacho que recoge en estos días de despedida, de compañeros, amigos e instituciones. 

A Medel no se le ha subido el escalafón a la cabeza nunca. La prueba es que incluso como comandante y jefe de Servicios del Sector de Tráfico de Castilla y León ha patrullado como un guardia y se ha remangado la camisa y los pantalones para tirar de pala y ayudar a circular a los usuarios de la AP-6 que se quedaron atascados en la gran nevada de hace justo dos años. Por eso dice que va a añorar el asfalto, porque a pesar de su rango hasta el último día ha recorrido carreteras persiguiendo infracciones y estudiando cómo mejorar la seguridad vial en determinados tramos. De sus 40 años como guardia civil -ingresó a los 19 tras unas pruebas en viejo cuartel de la calle del Morco- más de 30 ha estado destinado en destacamentos de tráfico, en Medina de Pomar, Tarragona y finalmente, Burgos, donde ha permanecido sin moverse desde 2005, cuando ascendió a capitán.

Poco amante de hablar de sí mismo solo tiene palabras de agradecimiento a todos los compañeros de la Benemérita con los que ha trabajado, «pues sin ellos habría sido imposible» contribuir a un logro del que se siente partícipe -junto con su equipo- y satisfecho, aunque no del todo. Se trata del descenso de las víctimas mortales en carretera, a lo que, reconoce, también ha ayudado la mejora de las infraestructuras y las reformas legales. Pero la Guardia Civil, con él a la cabeza, también ha echado muchas horas para evitar accidentes, multiplicando los esfuerzos de sus agentes -en ocasiones escasos-  para llegar a las carreteras secundarias, a las fiestas de los pueblos y a las grandes vías de circulación.

En Burgos deja amigos -estuvo destinado también en Villadiego- y «una muy buena relación de colaboración con todas las instituciones», de cuyos representantes se despide en estos días. De estos últimos años se queda muchas cosas, con sus conversaciones con Rafael Solaguren, portavoz de la plataforma de la N-I, quien «siempre entendió» la labor de la Guardia Civil en las protestas; del agradecimiento de los ciudadanos a quienes ayudaban en carretera, y un largo etcétera. 

En León permanecerá tres años y después tiene intención de regresar a Burgos. Para rematar el artículo DB acepta su deseo de que sea con un último consejo: «Ni drogas, ni alcohol ni distracciones al volante».