Los grafiteros se ceban con decenas de vagones en Pancorbo

H. JIMÉNEZ
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Ocupan el puerto seco y la mayoría proceden del Elipsos que hacía el Madrid-París nocturno, pero también hay modelos más modernos y algunos se protegen cubiertos por lonas

Los grafiteros se ceban con decenas de vagones en Pancorbo - Foto: Luis López Araico

De sobra saben las compañías ferroviarias y las empresas que construyen trenes que los vagones son una permanente tentación para los grafiteros. Si encima el objeto del deseo permanece estacionado en un mismo lugar durante meses, con poca vigilancia y buenos accesos, el cóctel se convierte en inevitable y explosivo.

Así ha ocurrido con decenas de vagones que llegaron al puerto seco de Pancorbo en algún momento de la pasada primavera y que siguen en el mismo lugar. Unos pocos están cubiertos por lonas, pero todos los que no lo están se han convertido en pasto de los esprays y sus autores se han encargado de firmar en varios de ellos con fechas de los años 2020 y 2021, para dejar claro que su obra es reciente.

Todos los coches, como así se denominan en el lenguaje ferroviario, son Talgo. La gran mayoría, un total de 35 que están alineados y conforman un espectacular convoy de 400 metros de largo, pertenecen a la serie 6, los llamados ‘Elipsos Trenhotel’ cuya propiedad compartían al 50% Renfe y la empresa pública francesa SNCF. 

Durante muchos años hicieron la ruta Madrid-París, el llamado ‘Francisco de Goya’, que inicialmente circulaba por el directo de Aranda y que posteriormente fue desviado por Valladolid hasta que dejó de prestar servicio hace menos de una década, dejando a la provincia de Burgos sin enlace directo con la capital de Francia. 

Otros cuantos vagones están fuera de vías (lo cual quiere decir que han llegado a Pancorbo a bordo de camiones), apoyados sobre una especie de cuñas metálicas y son Talgo serie 7, con unos 15 años de antigüedad, que realizaban los trayectos Galicia-Barcelona pasando por Burgos y Miranda de Ebro y cuyo servicio se suprimió a raíz del inicio de la pandemia. Por último, un puñado de coches están cubiertos por lonas y parecen modelos más nuevos, pero resulta imposible identificarlos a simple vista.

Salvo los protegidos por plásticos y los que están tan juntos que es imposible colarse entre ellos, el resto del material está repleto de pintadas, incluyendo puertas y ventanas. Algunas son más artísticas que otras, unas incluyen mensajes a las madres, otras a los amores perdidos y muchas resultan completamente indescifrables para los no iniciados.

Es de suponer que los grafiteros han aprovechado el amparo de las noches para colarse periódicamente en el puerto seco, que por otra parte tampoco es un búnker blindado. Cuenta con cámaras de videovigilancia, pero no con una caseta a la entrada donde un vigilante pueda darles el alto, así que a los francotiradores del espray, tan acostumbrados a actuar rápidamente y darse a la fuga sin ser detectados, les habrá resultado sencilla su actuación.

Sibport, la empresa gestora del puerto seco de Pancorbo, dependiente a su vez de la Autoridad Portuaria de Bilbao, reconoce que las pintadas se han convertido en «una práctica tristemente habitual» y que «evitarlo es casi una tarea imposible aunque el recinto esté vallado». 

Añade que algunos de los vagones ya vinieron pintados y otros han sido víctimas estando ya en Pancorbo, y afirman que la presencia de tantos coches obedece a las «necesidades de la compañía de posicionarlos logísticamente en algún lugar hasta que los puedan necesitar. No son vagones abandonados. Están en uso pero temporalmente no los necesitan para operar. Son necesidades logísticas y pidieron a Sibport permiso para dejarlos allí y no hubo ningún inconveniente».

Ya no son de Renfe. Por su parte, desde Renfe afirman que los trenes ya no son de su propiedad. Aunque el logotipo de la operadora sigue presente en los vagones, comentan que ahora pertenecen a Talgo. Fuentes conocedoras del mundo ferroviario apuntan como posibles explicaciones a la presencia de esos vagones que el material podría estar esperando para ser reconvertido, pues los coches cama ya no tienen mucho sentido comercial y la mayoría de ellos no volverán a circular jamás. La pandemia ha obligado a parar muchos trenes, que acaban colapsando las playas de vías de Madrid y alrededores, por lo que el puerto seco del norte burgalés se presenta como una buena alternativa de estacionamiento. 

Fuentes de Talgo confirman que efectivamente el material de Pancorbo es de su propiedad, y matizan que está allí «en reserva de posibles oportunidades comerciales».

Los vagones, por tanto, podrían adaptarse de cara al futuro a otro tipo de configuración para operar en líneas convencionales, en la alta velocidad e incluso ser adaptados y renovados interiormente para su venta a terceros países (recientemente han surgido noticias de venta de material a la India). De momento siguen asomados al desfiladero de Pancorbo, aguardando su momento para una hipotética resurrección.