El Burgos CF aún celebra el triunfo ante el Racing de Santander, tres puntos que lo han situado en la segunda plaza de la clasificación. Corría el minuto 67 cuando una gran jugada elaborada desde la defensa acabó en las botas de Juan Areso, que centró al borde del área donde Mumo dejó pasar la pelota y Curro Sánchez se inventó un gran disparo que dejó helado El Sardinero. Fue un contragolpe de manual que refleja a la perfección la idea de juego del Burgos y que queda reflejada claramente en sus estadísticas. 10 de los 13 goles que ha marcado el conjunto de Julián Calero han llegado en la segunda parte y ocho de ellos, a partir del minuto 60.

El Burgos CF tiene muy claros los planteamientos de partido, con pequeñas variaciones si juega en El Plantío o lo hace como visitante. El objetivo número uno es, siempre, mantener la portería a cero, con un bloque defensivo para desbaratar cualquier opción rival. A partir de ahí le gusta jugar con el reloj, sobre todo lejos de su estadio, madurar los partidos, esperar a que sus rivales, como locales, abran más sus líneas o cometan algún error. El tanto en El Sardinero es un ejemplo, pero no el único.

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