Hay personas que ni aunque dedicasen cinco años a prepararse la prueba teórica del carné de conducir podrían aprobarla. Y ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Como pagar más de 1.500 euros a un grupo que ayuda con técnicas ilegales a pasar el trámite. El Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico de la Guardia Civil (GIAT) detecta cada vez más fraudes en los exámenes que se celebran en la Jefatura Provincial de Burgos. El uso de pinganillos está en auge, pero también la suplantación de identidad. Los aspirantes que se la juegan suelen ser personas extranjeras que prácticamente no hablan el idioma y que necesitan el permiso para poder hacer su vida. Como en casi todo, hay delincuentes que aprovechan la coyuntura para sacar tajada.

Hace apenas diez días, los guardias civiles que acuden de manera asidua a la realización de estos test sorprendieron a un hombre que llevaba un dispositivo bastante sofisticado. El auricular apenas tenía el tamaño de un piñón, lo que lo hace prácticamente indetectable. Pero su actitud huidiza y su semblante le delató. Apenas unas semanas antes, 'cazaron' a otro individuo en similares circunstancias, lo que prueba el «tremendo apogeo» de estas prácticas. «Ha aumentado muchísimo. Cada vez detectamos más y los pinganillos cada vez son más modernos», explica Camazón, agente del GIAT.

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