La venta de lotería repunta 10 años después del último premio

I.M.L.
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Fue en 2012, con el segundo premio que repartió la peña El Chilindrón. Diez años antes cayó otro segundo premio

Desde hace semanas, las colas en las administraciones son lo normal. - Foto: I.M.L.

No es que se haya recuperado la fiebre del turismo lotero que registró Aranda tras recibir la suerte en los sorteos de Navidad de 2002 y 2012, ambos con un segundo premio, pero las ventas en las cuatro administraciones de lotería que ya hay abiertas en la capital ribereña se están dejando notar. Raro es el día que, al pasar por alguna de ellas, sobre todo las más céntricas, no se ven colas más o menos largas esperando la suerte. 

Atrás quedan aquellos autobuses que paraban en Aranda solo para comprar décimos para el sorteo especial de Navidad, pero los que están detrás de las ventanillas saben a simple vista la procedencia de quien tienen delante. «Se nota mucho quien viene de fuera, porque no son abonados ni vienen a por el de alguna asociación o bar, se llevan el que le des casi», reconoce Mari Carmen Palacios mientras atiende a una clienta. Su administración fue la última en abrirse en la capital ribereña y lo hizo pared con pared con la bodega de la peña El Chilindrón, lo que le supuso que mucha gente pensase que el número agraciado en 2012 había salido de su despacho.

En la cola de Lotería Mayte también se palpa la ilusión de los que acuden buscando su pellizco de suerte. Los clientes locales intercambian comentarios como «no hay dos sin tres, pero esta vez tiene que ser el Gordo» o «aquí cae cada diez años, este año toca»; provocando que los visitantes que les oyen les pregunten porqué están tan seguros de eso. «Estos llevan buena racha dando premios, mire esa lista tan larga», le expone como respuesta un cliente habitual a Luisa, que había parado en su viaje de Madrid a Bilbao para comprar lotería y comer. «Pues habrá que llevar para toda la familia de aquí, ¿sabe cuál es el que va a tocar?», le pregunta a su interlocutor, entre risas, mientras espera su turno en la ventanilla.

Las cifras al alza en la compra de décimos para el sorteo del 22 de diciembre se justifican en esa pauta de un premio cada diez años, «eso lo controlan los de aquí, los de fuera no lo saben» explican en la administración más antigua de Aranda, en que muchas empresas han vuelto a la costumbre de elegir un número para sus empleados y en que «cuando vienen mal dadas, cuanto más nos dicen que hay que apretarse el cinturón, la gente acude más a la ilusión de la suerte», argumentan desde detrás de la ventanilla de la calle Las Boticas.

Como cada año, los que buscan llevarse un pellizco en el sorteo extraordinario de Navidad suenen acudir a ciertas manías o supersticiones que afectan a la hora de elegir el número. Lo habitual, que también se ha cumplido esta vez, es que las terminaciones en el número del año, el 22 esta vez, lleven meses agotadas, y se mantienen preferencias muy marcadas hacia los décimos que acaban en 5, 7, 13, 15 y 69, además de otros números más personales como los cumpleaños, propio o de los allegados, o fechas especiales. Este año, están triunfando el día que Rusia atacó Ucrania, el del festival de Eurovisión o el de la muerte de Isabel II, para gustos, los número . Aunque la irrupción de la venta on line y la generación de décimos por máquina cada vez hace que los premios estén más repartidos que nunca.

Por el momento, en Aranda pueden recordar con alegría que la Lotería de Navidad de 2002 dejó 169 millones de euros de la mano del 19.576, que se vendió en Lotería Mayte y en los bares Iris y Desigual, y que diez años después, en 2012, la peña El Chilindrón repartió 225 millones de euros también del segundo premio de Navidad con el 42.260, vendido íntegramente en la capital ribereña. Esta vez, el eslogan de «¿Y si cae aquí?» está más presente que nunca en Aranda.