"Yo he nacido para estar detrás de una barra"

AARÓN C.C.
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Miranda tras la barra (XXVII) | Tras coger el testigo de sus padres hace más de 20 años, Alberto Ruiz mantiene viva la esencia que caracteriza al bar Aries (calle Arenal, 85)

Alberto Ruiz lleva toda la vida trabajando en el bar Aries, abierto por sus padres hace 37 años. - Foto: A.C.C.

Aries es una cafetería de las de toda la vida, algo que es posible gracias a la gestión de Alberto Ruiz, quien se hiciera cargo en solitario del local hace más de 20 años, después de coger el relevo de sus padres, que lo inauguraron en el 1985. Tras varias reformas que han cambiado casi por completo la estética original del establecimiento, Alberto decidió mantener el nombre que le habían puesto en los orígenes para así conservar la esencia tradicional que lo caracteriza. "Tenía en mente otro nombre que me gustaba más, pero mantuve el Aries como homenaje a mis padres", declara.

Desde su adolescencia, Alberto siempre ha estado ligado al mundo de la hostelería, y más concretamente al negocio familiar. "No he trabajado en otro sitio, desde los 15 años estoy en este bar. Soy feliz en mi cafetería", afirma.

Mantener tantos años un negocio hostelero no resulta sencillo, pero debido al trato familiar que proporciona ha ido fidelizando clientela a lo largo de todas estas décadas. "Es como una gran familia, hay muy buen rollo entre los clientes. Me entretienen mucho, estoy cómodo y disfruto tras el mostrador", comenta. Un periodo de tiempo tan grande puede acabar desgastando mucho a las personas, pero este no es el caso de Alberto, quien asegura que cualquier otro puesto de trabajo habría terminado volviéndole loco. "La hostelería no es sólo servir, tienes que saber tratar bien a los clientes, si no sería imposible aguantar tanto. Yo he nacido para estar detrás de una barra, no sabría trabajar en otro puesto", reconoce.

Una de las principales atracciones del bar, además del trato amable por parte del propietario, son los cafés. Al abrir a las seis de la mañana, atrae a gran cantidad de trabajadores que acuden allí a desayunar antes de comenzar sus jornadas. "El 80 por ciento de las consumiciones que servimos son cafés. Pero también hacemos gran variedad de pinchos para acompañar", asegura. El emplazamiento también ayuda mucho a generar público. El hostelero reconoce que si el Aries se encontrara en otra ubicación, "no sería lo mismo".

Peor de lo que he estado en estos dos últimos años no voy a estar, y es con el bar prácticamente cerrado"

A pesar de la trayectoria tan dilatada, Alberto recuerda perfectamente las diferentes etapas que ha atravesado el bar. "He vivido los años buenos, los años malos y los regulares de la hostelería mirandesa. Pero si eres previsor, vas a poder sobrevivir a cualquier situación adversa que se te plantee", afirma.

Sobre las perspectivas de futuro de este negocio, se muestra optimista de cara a los años próximos. "Peor de lo que he estado en estos dos últimos años no voy a estar, y es con el bar prácticamente cerrado", sentencia.

Pese a pasar muchas horas al día trabajando, siempre tiene tiempo para su familia y sus allegados. "Cuando no estoy aquí, paso el resto del tiempo con mi familia y amigos. Me encanta estar con ellos". La bondad y el buen hacer le han llevado a realizar en el bar varios sorteos en colaboración con diversas asociaciones, a las cuales ha destinado la total de la recaudación de los mismos. "He hecho colaboraciones con la Asociación Contra el Cáncer de Miranda, con Cáritas, Cruz Roja y la Asociación Burgalesa de Esclerosis Múltiple. Me siento muy bien y me gusta ayudar a los demás".

Desde la experiencia quiere transmitir un mensaje a todas aquellas personas que quieran comenzar un proyecto dentro de este sector. "Te tiene que gustar mucho la hostelería y estar dispuesto a sacrificarte por ella. Tienes que ser una persona que sepa tratar con la gente, si eres seco como un palo seguramente acabes fracasando".