«Sonorama implica mucha responsabilidad para nosotros»

L.N.
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Nicu Necula, voluntario de Protección Civil Aranda, relata su experiencia durante el Sonorama

«Sonorama implica mucha responsabilidad para nosotros» - Foto: Alberto Rodrigo

Nicu Necula se acostó a las cinco y media de la madrugada. Estuvo en Sonorama Ribera, sí, pero no de fiesta. Desde hace seis años trabaja como voluntario en la Agrupación de Protección Civil en Aranda. A bordo del quad, se encargó de 'patrullar' por todo el recinto del Picón y ayudar ante cualquier incidencia que pudiera surgir. Por suerte, no se ha registrado ningún percance de carácter grave. Pero ni él ni el resto de voluntarios bajan la guardia. La cuestión es que a las ocho le sonó el despertador. Esta vez, por motivos laborales. No le llevó demasiado tiempo, por lo que de vuelta a casa aprovechó para dar otra cabezadita. El sueño le supo a poco. A las 11 ya estaba con sus dos hijas, de 22 y 14 años. Comida en familia, siesta fugaz y vuelta a la sede de Protección Civil. Esta vez le toca turno de siete de la tarde hasta las 12 de la noche.     

«Sonorama implica mucha responsabilidad para nosotros. El festival dura cinco días, pero llevamos varias semanas preparando multitud de cuestiones. El servicio esconde mucho trabajo previo», asegura, mientras detalla que su labor abarca actuaciones tanto en la zona de acampada, como en la Plaza del Trigo o El Picón. Unos días antes de que desembarcara la avalancha de sonorámicos, los voluntarios de la Agrupación se encargaron de regar parte del parque General Gutiérrez con una cuba y agua procedente del río por el elevado riesgo de incendios. También vigilan que nadie utilice los camping gas y controlan que los extintores se encuentran en condiciones óptimas. Mientras, en la emblemática Plaza del Trigo, sus tareas pasan por evitar aglomeraciones en las calles de salida y mantener despejado en todo momento el pasillo de seguridad. «Si alguien se marea, acudimos con Cruz Roja y nos ocupamos de abrirnos paso entre la multitud», explica. A ello suman el trabajo de refrescar a todos aquellos que se congregan en esta plaza bajo un sol de lo lindo. Algo de lo que se ocupa el jefe del colectivo, José Luis García, con una manguera desde los balcones de la Casa de los Fantasmas. Nicu admite que este trabajo es lo que les resulta más complicado ya que «son muchas calles que despejar, mucha gente acumulada y muchas horas». Vamos, un no parar que él asume encantado porque pese a la gran responsabilidad, los voluntarios han formado su propia familia. «Esto te quita mucho tiempo, te tiene que gustar y ser constante», subraya Necula, no sin precisar la importancia que implica este compromiso con la sociedad arandina: «Si te comprometes, tienes que llevarlo a cabo y llevarlo a cabo bien». 

En su caso, cuenta que «de toda la vida» le ha gustado ayudar. Nicu llegó a España procedente de Rumanía hace 17 años. Los primeros 12 los pasó en Cilleruelo de Abajo, donde trabajó primero como albañil y después de agricultor. Por diversas circunstancias, se trasladó a Aranda. En la capital ribereña descubrió la viticultura y, como quería conocer a gente, decidió preguntar si podía echar una mano en Protección Civil «y aquí estoy». Estos días reciben apoyo de otros 60 voluntarios que llegan desde Villarcayo, Riaza, Baltanás, Golmayo, Cuéllar o Toro. Porque la unión hace la fuerza. Y porque entre todos ponen su granito de arena «para que las cosas salgan bien», siempre coordinados con Cruz Roja y con la Policía Local. 

A título personal, Nicu se muestra satisfecho por el ejemplo que da a sus hijas. De hecho, la pequeña está deseando cumplir la mayoría de edad para ser voluntaria. «Se nota que le gusta. Ha salido a mí. Me dice que está muy orgullosa».  ¿Acaso hay mayor recompensa?