Burgos, la ciudad que menos radares tiene de las de su entorno

F.L.D.
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A día de hoy cuenta con seis cajetines, una cifra inferior a otras localidades de similar tamaño como Logroño, Salamanca o Vitoria

El radar de avenida Caja Círculo es uno de los más activos. - Foto: Jesús J. Matías

Pese a que el Veloláser simultáneo se ha convertido en la herramienta más útil para que la Policía Local persiga velocidades excesivas en las calles, los radares fijos siguen siendo elementos fundamentales para pacificar el tráfico de la ciudad. Sin ir más lejos, de los 10.000 conductores sancionados por exceder los límites marcados, los seis cajetines distribuidos por la capital 'cazaron' a 4.401 infractores. Y eso que Burgos es la ciudad de su entorno que cuenta con menos cinemómetros estables. Valladolid, Pamplona, o Vitoria superan la decena.  

La capital pucelana cuenta con 17 cajas distribuidas por la ciudad. Algunos de estos dispositivos son los llamados radares multicarril, que captan las infracciones de cuatro viales de manera simultánea. Cabe recordar que en Burgos los cajetines instalados solo multan a los vehículos desde la parte trasera, nunca la delantera. Por poner un ejemplo que todo conductor identifica, en la avenida Caja Círculo solo sancionan a los coches que van en sentido hacia la rotonda Juan Gil y no a los que lo hacen en dirección a la avenida Cantabria. 

También superan la quincena de radares en Salamanca, una capital con menor población -unos 150.000 habitantes-, si bien durante el curso académico se incrementa considerablemente gracias a los estudiantes. En este caso, hay colocados en las calles 18 cajetines, los dos últimos este mismo año. 

Ya fuera de Castilla y León, otros municipios del entorno también cuentan con más de diez radares ubicados en sus calles. En Vitoria, por ejemplo, hay 14 cubículos que dan cabida al cinemómetro. Sus localizaciones están señalizadas en la web del Ayuntamiento. En algunas calles hay colocados dos radares fijos, uno por sentido, al igual que ocurre en Burgos con Santa Bárbara. El Consistorio de Pamplona, que cuenta con 11 dispositivos, también indica en internet la localización de los mismos. 

Hay otras ciudades cercanas, pero más pequeñas, que también cuentan con más cajas que la capital burgalesa. En Logroño se conocen siete y la administración local informa, adicionalmente, de las calles en las que suele instalar el trípode del Veloláser móvil. Esta labor informativa, que los ciudadanos aplauden al considerar que no tiene un sentido meramente recaudatorio, es habitual en varias ciudades. En León, que no cuenta con ningún radar fijo, la Policía Local publica mensualmente la ubicación del cinemómetro portátil, los días y las horas. 

Detrás de todas las ciudades mencionadas está Burgos, con seis cajetines distribuidos por la ciudad. En concreto, se sitúan en las mencionadas avenida Caja Círculo y Santa Bárbara (2), Camino Casa La Vega, Esteban Sáez Alvarado y avenida del Arlanzón. De los municipios del entorno y del mismo tamaño consultados, solo Santander cuenta con este mismo número de dispositivos.

En ambas localidades, sus respectivos cuerpos municipales de policía han venido utilizando con más asiduidad el radar móvil. En Burgos, el Ayuntamiento adquirió un Veloláser simultáneo a finales de 2020, un dispositivo capacitado para multar en vías donde hay carriles de 30 y de 50. Ha sido especialmente útil en calles como Vitoria o la avenida del Cid, pero también en zonas de un único sentido como Pozanos, Santander o San Pablo. 

En la Policía Local entienden que el Veloláser permite vigilar un buen número de vehículos en menor tiempo que los radares fijos. No en vano, cabe destacar que no todas las cajas tienen un cinemómetro en el interior. Solo hay dos dispositivos que van rotando cada día o semana. Además, los aparatos tienen que someterse a revisiones y calibraciones periódicas, lo que lo mantiene inactivo más tiempo. 

Aun así, el objetivo de la concejalía de Seguridad Ciudadana es adquirir una decena radares fijos, lo que equipararía a Burgos con las mencionadas ciudades en número de estos aparatos. La idea no es solo castigar las velocidades excesivas, sino que tiene también un fin disuasorio: que los conductores aminoren la marcha alertados por la presencia del cinemómetro.