Las empresas de autobuses demandan conductores

D. ALMENDRES
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La ausencia de relevo acelera el envejecimiento de las plantillas. Las condiciones que ofrece el transporte público, los horarios abiertos y las jornadas en fin de semana restan atractivo a la profesión

Daniel Pérez, conductor de Arroyo Bus, en la nave de la empresa burgalesa con los característicos vehículos rosas. - Foto: Patricia

Resulta paradójico que con tres millones de parados en España, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), haya sectores profesionales que suden tinta para cubrir la demanda laboral necesaria. Es el caso de las empresas privadas de autobuses, abocadas a ajustar al máximo su programación mientras resuelven un problema de difícil solución.

Un informe de la Unión Internacional del Transporte por Carretera (IRU) destaca que en 2021 quedaron por cubrir 2.300 puestos de trabajo en España. No hay conductores de autobuses y las empresas de Burgos ya sufren las consecuencias de esta realidad.

Las compañías comprueban cómo las plantillas envejecen y el relevo se produce a cuentagotas. «Hay problemas de chóferes porque cada vez menos gente se saca el carnet», explica Víctor Martínez como presidente de la Asociación de Transportistas. 

Antes, muchos jóvenes finalizaban el servicio militar con la licencia de conductor de autobús bajo el brazo. «Era una facilidad más que había entonces para entrar al mercado laboral», indica Manuel Vadillo, de Arroyo Bus. «Ahora hay que estudiar, meter horas y después sacarse el Certificado de Aptitud Profesional (CAP).Te puedes ir a los 2.000 euros de inversión», señala.

No se trata de un montante insalvable para que una persona construya su modo de vida, pero el caso es que esta profesión «no resulta atractiva». 
Javier Arceredillo, gerente de Autocares Arceredillo, tiene claro que una mejora de las condiciones laborales podría cambiar la tendencia, pero las circunstancias no son las mejores. «La administración debe valorar los servicios que ofrecemos porque no sube las tarifas desde hace 10 años. Además, las empresas tiramos los precios.Dos ya han cerrado y no sé hasta cuándo aguantaremos las demás», señala.

Los horarios son uno de los principales impedimentos para la llegada de savia nueva. «Mientras los veteranos han conocido este negocio así de toda la vida, lo primero que preguntan los jóvenes es cuándo se libra y cuánto se cobra. Es entendible, pero uno de los problemas está ahí», apunta Pedro Soto, de Soto y Alonso

Y es que los servicios discrecionales dependen, en gran medida, de la demanda de los fines de semana. Excursiones culturales, turismo y desplazamientos de equipos deportivos centran parte de la actividad de estas empresas, además de otros aspectos como bodas, despedidas de soltero o cenas de empresa. «Es cuando más se mueve la gente», zanja un contrariado Manuel Vadillo porque no es fácil encajar las piezas del puzle. 

Para colmo, los negocios deben adaptarse a los cambios de hábitos del consumidor. Pedro Soto detecta que en el pasado «había un montón de excursiones los domingos» y ahora los clientes «prefieren los sábados» salvo alguna excepción como un desplazamiento en masa de los aficionados de los equipos deportivos. «Es complicado porque un día hay mucha demanda y al otro, no. Estamos en un punto en el que ya dejamos de hacer servicios», destaca Javier Arceredillo. 

Los horarios partidos, la disponibilidad y la nocturnidad dificultan la contratación de nuevos conductores. «No les convencen ni con dinero. Ahora se prefiere el tiempo y si solo trabajáramos de lunes a viernes no tendríamos tantos problemas», señala Pedro Soto. «No gusta a todos, pero los servicios públicos son así», amplía Martínez. 

Cada vez hay menos conductores de autocares y muchos de los aspirantes optan por buscar un sitio en el sector público por las condiciones y el horario más definido. «Muchos conductores se van a los autobuses urbanos porque allí les dan el sol y la luna sin importar el déficit del Servicio», lamenta Javier Arceredillo.

La situación ha llegado a un punto en el que las empresas ya dedican un espacio en sus sitios webs oficiales para que los interesados puedan ponerse en contacto y dejar sus currículos. Antes, los responsables de las empresas tenían «dos o tres perfiles guardados en la recámara». Ahora, «se vive al día».Así lo resume un Víctor Martínez consciente de la deriva de esta situación. «No sé qué pasará cuando se jubile la generación que tiene ahora 50 o 60 años», añade.

Todavía las plantillas están ajustadas para cumplir con los compromisos actuales, si bien Pedro Soto ya advierte que el problema multiplicará su efecto «en seis o siete meses». En el caso de Arroyo Bus, la compañía suma tres meses de búsqueda infructuosa para incorporar un nuevo chófer y en Arceredillo la llegada de tres nuevos profesionales alivia una tendencia complicada.

«Habría que incentivar la formación de nuevos conductores y su incorporación al mercado», defiende Manuel Vadillo, si bien estas medidas tampoco tienen el impacto deseado en el sector. «El margen de maniobra es pequeño. Por ejemplo, desde elInem se habilitan cursos en los que se pueden ofertar 40 plazas y se apuntan 10 personas». explica Javier Arceredillo.

Aunque las empresas de autobuses consideran que esta circunstancia «tiene mala solución», defienden las virtudes de un trabajo «bonito y agradable». «En servicios discrecionales hemos podido adaptar los precios, que siguen siendo ajustados. El problema es cuando tienes contratos de línea regular con empresas o transporte escolar porque son muchos años con las mismas tarifas», apunta Javier Arceredillo, mientras PedroSoto anuncia que el futuro pinta negro. «Es un problema generalizado ydicen que en 2026 será aún peor», lamenta.