Con dos semanas y tres partidos menos de recorrido en esta pretemporada, el Atlético se impuso ayer al Manchester United, al que redujo a una expresión menor en ataque en cuanto superó los primeros minutos de inseguridad y se ajustó sobre el terreno de juego del estadio Ullevaal de Oslo, además de doblegarlo por medio de Joao Félix, cuyo reestreno fue concluyente (1-0).

Su tanto en el minuto 86, dos toques con la derecha para conectar un tercero, el del tiro, desde fuera del área, lejos del alcance de David de Gea, expresó la determinación de un futbolista del que aún se aguarda su explosión definitiva, pero del que nadie duda de sus condiciones y su talento para ser todo lo que quiera. En ello está. 

El encuentro no fue un partido al uso. El ritmo y la tensión, las infracciones y la ambición de los dos bloques delataron que no era un simple amistoso. El espíritu competitivo de ambos no admite términos medios. Y mucho menos, el Atlético de Simeone.

En los vaivenes propios de la pretemporada, el conjunto colchonero zozobró al principio, cuando el United lo arrinconó con las ocasiones de Rashford, Martial o Lindelof.

Pero después, el cuadro de Simeone se rearmó y fortaleció su retaguardia, sin ser todo lo que pretende, pero también sin exponerse tanto a los ataques de su rival, al que apagó de inmediato. No volvió a probar a Oblak.