Los nudos de la creatividad

I.L.H.
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Humberto Abad hace de las dificultades y contratiempos el hilo de su inspiración desde hace 30 años. De los enredos han salido agudas y potentes metáforas en madera que desde este jueves repasa en la muestra 'Rebobinando 201988. En el borde del arte'

La exposición se ha abierto al público este jueves. - Foto: Valdivielso

A un ebanista o a un escultor de la madera se le presupone habilidad y técnica. A un artista se le exige además creatividad. Humberto Abad empezó muy joven pensando con las manos y desde hace tres décadas lo hace con la cabeza. A esa segunda época, cuando sus obras abandonan la abstracción, cobran vida con las emociones y adquieren sentido a partir de las dificultades le dedica la exposición que mañana inaugura en la sala Pedro Torrecillla de Cajacírculo.
Abad ha querido recordar en lugar de hacer una retrospectiva, rebobinar y hacer recuento casi cronológico de treinta años filosofando a través de la madera, construyendo ideas e inspirándose en los contratiempos. "Las dificultades ayudan a crecer. Cuando una madera no responde como esperabas se alborota la cabeza y la solución suele ser más potente y personal", sostiene.

Así fue como empezó a tejer su trayectoria, después de una etapa  juvenil que resume en una raíz de sombras imponentes. Los nudos que desenredaron su imaginación comenzaron en la obra que es una cabeza búho de manzana, pieza con la que empezó a trabajar las metáforas. "Con ella se me abrió un mundo de creatividad, de posibilidades de juego. Me ocurrió además en un momento caótico. Al morder una manzana vi en las pepitas los ojos del búho y a la lechuza en la fruta. Y empezó el cerebro a funcionar de forma tremenda".

Luego llegaron otras formas de jugar... con la fotografía (alguna con premio) y objetos alejados de la madera. Resume ese "desahogo" con un cactus de peines verdes o un velero a base de una plancha y la cuchilla de una guadaña. "Ante la lentitud y formalidad que exige la madera, estas piezas me permiten distraerme". Pero es esa parte lúdica una de las más interesantes porque ahí encierra buena parte de lo que es Humberto Abad: un artista que se mueve desde la emoción y que, en este caso, ha impulsado y motivado la exposición: "Al jubilarse mi mujer le hice una hamaca con una bobina -una pieza que se expone en el centro de la sala- y empezamos a mirar hacia atrás, hacia lo que habíamos hecho. Los artistas no nos jubilamos, pero sí que podemos rebobinar", afirma al explicar el motivo de la muestra.

Entre las más de 40 piezas de la exposición hay obras que reconoce haberlas hecho "para destacar" con la técnica, pero la mayoría han surgido de una turbulencia mental, como la creada con madera de sabina a partir de un corte que se hizo en el dedo gordo del pie: "Todo era sangre y mientras estaba en el hospital barajé la idea de expresar un grito. Cuando empecé a trabajar la madera me la encontré hueca, algo que no esperaba, pero eso me ayudó a simbolizar que el dolor viene de dentro, como la rama viene del árbol".

Y con ese alboroto pueden explicarse todas: las creadas con formas de imperdibles, ladrillos, brochas o perchas; la maqueta para la escultura que elaboró con los sobrantes de la Casa de la Madera, la dedicada a la Catedral o la serie sobre zapatos. Aquí, aunque hay originales tacones de trompa de elefante, bombilla, plátano o papel, la más potente y aguda es la titulada Calvario por lo que representa, pero también por cómo surgió la idea: "Se me había roto la pieza, una mano que sujetaba el calzado, y no sabía por donde tirar. De repente vi un clavo y el bloqueo volvió a inspirarme". El pincho atraviesa la mano para sostener el tacón, como al crucificado le mantiene atado a la madera: "Esos zapatos muchas veces son un calvario para las mujeres y así encontré el modo de teorizar con ese objeto".

'Rebobinando 201988. En el borde del arte' se ha inaugurado esta tarde (20 horas), y estará abierta hasta marzo en la sala Pedro Torrecilla de Fundación Cajacírculo.