La educación de calle termina con los indigentes de plaza Vega

A.G.
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Cáritas incluyó la zona de la estación de autobuses en su programa y un par de días a la semana se acercaba allí y ofrecía a las personas sin hogar alternativas para pasar su tiempo sin estar a la intemperie

Los comerciantes de la calle Madrid reconocen que era habitual ver a estas personas sin hogar consumir sustancias o, a veces, pelearse entre ellas. - Foto: Valdivielso

Al deterioro que ha sufrido la calle Madrid en los últimos años coadyuvó en algún momento la presencia de personas sin hogar o que ocupaban alguna infravivienda, pero que pasaban el día en sus alrededores, sobre todo en la Plaza de Vega, en la puerta de la estación de autobuses (calle Miranda) o en el inicio de San Cosme. Si bien los comerciantes de la zona siempre dijeron que este hecho no había incrementado la delincuencia y que esta gente no increpaba a los viandantes sí que era habitual verles consumir sustancias o, a veces, pelearse entre ellos.

En 2016 Cáritas incluyó la zona en su programa de educación de calle y un par de días a la semana se acercaba allí y ofrecía a quienes no tenían dónde ir la posibilidad de pasar la mañana en el centro de día y la zona de escucha en su sede en la calle San Francisco donde podían utilizar los sofás y la biblioteca. Por la tarde y después de comer en la casa de acogida de San Vicente Paúl, podían participar en diferentes actividades, de manera que empleaban todo su tiempo sin estar en la calle. Y ha funcionado.

Seis años después ya no hay nadie echando el rato a la intemperie pero aún así, Cáritas ha mantenido el programa, aunque lo ha reducido a los viernes. Ese día, según explica David Alonso, responsable del Programa Sin Hogar, los técnicos acuden a la calle Madrid y aledaños con un educador social que se ayuda de un perro para interactuar con quienes se encuentren deambulando por la zona, porque suele ser frecuente que el animal ayude a establecer una primera comunicación.