El límite de aforo en las Huelgas está anulando visitas

B.G.R.
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Los guías turísticos se quejan de que sea el único monumento que mantiene restricciones. Aseguran que supone un coste más para el cliente y una «pérdida de tiempo» para el sector

Un grupo de turistas accede al Monasterio de las Huelgas. - Foto: Christian Castrillo

Ha sido uno de los colectivos más castigados por las consecuencias de la pandemia. A las restricciones de movilidad se sumaron los aforos, que hicieron que sus teléfonos móviles o correos electrónicos dejaran de recibir llamadas y mensajes. Los guías turísticos vieron la luz cuando se levantaron el pasado septiembre las limitaciones en cuanto al número de personas que podían participar en sus visitas, aunque aún queda un monumento en el que se mantienen.

Se trata del Monasterio de Las Huelgas, dependiente de Patrimonio Nacional, que establece aforos máximos de 24 personas y de 19 en los recorridos individuales. «Supone un grave problema porque hay que dividir el grupo y se necesitan más profesionales para atenderlo», explica Noelia Alonso, de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo, quien recuerda que antes de la crisis sanitaria accedían los viajeros de un autobús completo que podía llegar hasta las sesenta plazas.

Alonso remarca que esto supone un inconveniente tanto para el cliente, que tiene que pagar más, como para el colectivo, lo que «está haciendo que se produzcan anulaciones de visitas por parte de grupos porque es inviable y una pérdida de tiempo». Para tratar de revertir esta situación y trabajar con normalidad, esta entidad tiene previsto remitir un escrito a Patrimonio Nacional para que cambie el protocolo, ya que se trata «del único monumento en el que continúan este tipo de condiciones». Además, insiste en que la visita está muy controlada, con la presencia de solo un grupo por sala.

La queja es compartida por todo el sector. Ana Martín, de la Asociación de Guías Turísticos en Castilla y León y socia de la empresa Burgos Turismo, habla de «grave problema» y pone como ejemplo que se han dado casos de grupos formados por 25 personas en los que una se ha tenido que quedar fuera. «La gente se va con mal sabor de boca porque alguien no ha podido entrar o porque directamente han decidido no visitar el Monasterio dada esta circunstancia», sostiene.

Un año que iba a ser bueno. A la espera de que se atienda su petición, los guías turísticos notan un incremento de la demanda por parte de los turistas, aunque todavía no han llegado al volumen de visitas del año anterior a la pandemia. En este punto, las dos asociaciones coinciden en que las previsiones para 2020 eran muy optimistas por las reservas recibidas y se vaticinaba uno de los mejores ejercicios para su profesión.

La crisis sanitaria lo cambió todo y la remontada del sector se está produciendo de forma progresiva, principalmente impulsada por el turismo nacional, ya que el extranjero no termina de despegar. «Sigue habiendo miedo y son los ciudadanos de países cercanos los que más nos visitan», precisa Alonso en referencia franceses y portugueses, mientras que el turismo asiático, con gran peso en su trabajo, «está parado y solo se ha recuperado como mucho un 10%».

A pesar de todo, el colectivo ha iniciado la senda de recuperación, marcada por la llegada de grupos, y los pronósticos para la temporada estival son halagüeños. «Ya se empieza a funcionar con cierta normalidad y confiamos en que sea un  buen verano», remacha Martín.