Se avecinan unos días en los que los termómetros marcarán unas temperaturas inéditas para esta época del año. Y ya se sabe que el calor extremo es un caldo de cultivo para que cualquier descuido en los bosques desencadene un incendio. Las lluvias de abril han contribuido a que los montes sean frondosos, pero aún están verdes y el riesgo de que un fuego se extienda con rapidez es escaso. No obstante, los 35 grados previstos para este fin de semana van a precipitar los acontecimientos, de manera que el peligro alto llegará antes del mes de julio. Ante este escenario, los agentes medioambientales reclaman a la Junta de Castilla y León que adelante el inicio de la campaña para desplegar todos los medios como medida de prevención. Aunque, por la experiencia de años anteriores, es casi seguro que la administración hará caso omiso.

Para que un fuego se propague con rapidez tienen que cumplirse tres condicionantes a priori improbables en esta época: más de treinta grados de temperatura, vientos de más de treinta kilómetros por hora y humedad relativa de menos de treinta. Este último parámetro es, desde luego, el más inusual en mayo. Aun así, con que se cumplan los dos anteriores (como ocurrirá el fin de semana) el peligro ya es alto. Y eso es un problema dados los escasos medios con los que cuentan en estas fechas. «No hay personal de la Junta de Castilla y León para poder atajar esos incendios. El operativo mixto del que presumen no es suficiente y si se produce un siniestro como el de Navalcruz (Ávila) el pasado año nos vemos incapaces de extinguirlo», apunta Ernesto Angulo, delegado de Medio Ambiente de Comisiones Obreras.

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