Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Del casi todo a la casi nada

08/12/2022

En las elecciones de abril de 2019, las que luego hubo que repetir en noviembre porque no había acuerdo para formar una mayoría que sacara adelante la investidura de Pedro Sánchez que había ganado las elecciones, Ciudadanos, dirigido entonces por Albert Rivera consiguió 57 diputados, nueve menos que el PP de Pablo Casado, que cosechó los peores resultados de la historia del partido. En aquel momento, el líder de Ciudadanos lo pudo ser casi todo, como vicepresidente del Gobierno, y formar una sólida mayoría 'constitucionalista' sumando los votos a los socialistas. Pero cegado por la hybris al considerar que le correspondía una parte mayor de la que le había asignado el destino –los electores- hizo imposible el acuerdo –también los militantes socialistas gritaban aquello de "Con Rivera, no"-, pensó que podía superar los nueve escaños que le separaban del PP, y hacerse con la primogenitura de la derecha. Las elecciones de noviembre desinflaron el suflé de Ciudadanos, le dejaron en 10 escaños en el Congreso, Rivera dimitió y a partir de ese momento todas las elecciones autonómicas que han seguido han supuesto varapalo tras varapalo para el partido naranja, incluso en aquellos lugares en los que había sido sostén del poder territorial del PP: Castilla y León, dónde se quedó con un procurador, Andalucía al desaparecer del parlamento autonómico, lo mismo que en Madrid. De haber podido ser casi todo, ha quedado reducido a la casi nada.  

De fracaso en fracaso hasta el momento actual, Ciudadanos se resiste a desaparecer por cualquiera de las dos vías que puede hacerlo: por consunción, porque los votantes le nieguen su apoyo –ninguna encuesta les da más que un número de diputados testimonial-; o por integración en el PP, que ya les ha dicho que tiene abiertas las puertas al "talento" que les llegue del partido naranja. Un ofrecimiento generoso por cuanto la inmensísima mayoría de los votantes de C's volverán a la casa matriz de la derecha, aunque todavía queda algún reducto de resistencia, como el de Begoña Villacís en el Ayuntamiento de Madrid, sobre la que están puestas las miradas para ver si es capaz de resistir el canto de sirenas que le llegan desde la Cibeles.  

Tras los fracasos electorales Ciudadanos ha entrado en un proceso de refundación en el que compiten dos perdedores por hacerse con las riendas del partido, la actual presidenta, Inés Arrimadas, a quien se pueden atribuir los últimos fracasos electorales por ser la líder del partido, y el portavoz parlamentario, Edmundo Bal, candidato en las autonómicas adelantadas de Madrid y víctima de la apisonadora de Isabel Díaz Ayuso. Hasta anteayer se sentaban uno al lado del otro en la bancada naranja del Congreso y de la noche a la mañana se han vuelto adversarios irreconciliables para ver cuál de ellos lidera el partido, le da un nuevo impulso y evita su desaparición. Como todavía están en la pelea por la titularidad del proyecto no se conoce en que se diferencian las propuestas de ambos y si volverán a poner en circulación la teoría del partido bisagra capaz de pactar a derecha e izquierda, o se convertirán de nuevo en apoyo del PP pero con un fuste cada vez más fino. Bal apunta a lo primero y Arrimadas se mantiene en la oposición total a Sánchez. En ese ambiente se suceden los llamamientos a la unidad con la exclusión de ambos al frente del proyecto que obligaría a C's a improvisar un nuevo liderazgo, o a aprestarse a la lucha cainita.