El anfitrión berciano

ROBERTO MENA
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Ramón 'Nino' Cubelos fue portero del Burgos dos campañas en la década de los 60, se casó en la Catedral con una burgalesa y poco después se centró en su restaurante, un punto de encuentro cada vez que el cuadro blanquinegro jugaba en Ponferrada

Ramón 'Nino' Cubelos, en el salón de su casa con recuerdos de su etapa como blanquinegro. - Foto: DB

Ramón 'Nino' Cubelos a sus 80 años no se pierde un partido de su Ponferradina y es que el fútbol es «de los pocos vicios que me quedan». El del lunes será un encuentro especial para este berciano, al que le unen fuertes lazos con Burgos. Solo estuvo dos campañas en el club blanquinegro, aunque ese periodo lo entiende como una parte imprescindible en su vida. «Fui tan feliz que hasta me casé», señala.

En su carta de presentación como exportero blanquinegro solo figuran tres encuentros, uno de Copa y dos de Liga. «Tuve mala suerte porque me lesioné hasta leyendo el periódico. Me escayolaron hasta en siete ocasiones y casi no pude participar», explica un Cubelos que compartió demarcación con Antonio Solana y José Luis Gutiérrez 'Guti'.

Formaba parte de la plantilla del Burgos CF que inauguró El Plantío el 13 de septiembre de 1964 y tras su periplo en la capital burgalesa se trasladó a Soria para jugar en el Numancia, donde cerró su carrera futbolística. «Había que regresar a atender los negocios», responde.

Nino Cubelos -de pie a la derecha- junto al once inicial del Burgos CF antes de un partido liguero. De pie, de i. a d.: Guti, Astorga, Senarriaga, Pestaña, Arsenio, Paquito y Nino. Agachados de i. a d.: Elosegui, Pita, Fábregas, Matute y Zuazaga.Nino Cubelos -de pie a la derecha- junto al once inicial del Burgos CF antes de un partido liguero. De pie, de i. a d.: Guti, Astorga, Senarriaga, Pestaña, Arsenio, Paquito y Nino. Agachados de i. a d.: Elosegui, Pita, Fábregas, Matute y Zuazaga. - Foto: DB

Regentó hasta hace 12 años una pequeña pulpería familiar situada en el centro de Ponferrada que llegó a tener tanto arraigo en la ciudad que dio nombre al puente que estaba situado justo al lado. El Restaurante Cubelos se convertía en un punto de encuentro para los blanquinegros cuando el Burgos jugaba en la localidad berciana. NinoCubelos y su mujer,Dorita Quintanilla, se convertían en los perfectos anfitriones. «No había mucho lujo, pero se comía bien y había un buen ambiente», expone.

Es fiel a sus colores y, aunque asegura que siempre está pendiente de los resultados del Burgos, el lunes tiene muy claras sus preferencias. «Para mí la Ponferradina es mi vida», señala y recuerda que en su etapa como entrenador con título nacional fue también el primer equipo al que dirigió. Lo hizo en Tercera en las campañas 80-81 y 81-82.En la última luchó por el ascenso a Segunda B. Posteriormente, entrenó al Cacabelos y en Galicia, tanto en Regional como en Tercera.

El ambiente que se respira en El Plantío le da «envidia» y quiere vivirlo en directo.«Cuando tenga un rato tengo que ir a ver un partido allí y así aprovecho para comer buen cordero», responde. Habla de la Primera División y de que no es ninguna locura pensar que el conjunto blanquinegro pueda dar la sorpresa. «Existe mucha igualdad y el Burgos ha demostrado que tiene un gran equipo», señala.

Le gusta el fútbol de siempre, ese que se jugaba a las 17,00 horas, y se queja de esos «horarios terribles» que LaLiga elige para los partidos.

Julián Calero. Se lo presentó Fernando Hierro en la Federación y es un técnico al que admira. «Sus equipos juegan como me hubiera gustado que lo hicieran los míos», comenta. Es más de libreta que de ordenador y le encanta ver al preparador madrileño durante los encuentros apuntar los detalles en un pequeño cuaderno que lleva en su bolsillo trasero. «Las variantes tácticas las tenemos que tener en la cabeza y, si algo se nos olvida, apuntarlo en un papel», declara.

No se quiere olvidar de Pablo Valcarce, al que conoce desde niño y es amigo de su familia. «Es un gran jugador y cuando él y su hermano ficharon por el Numancia me pidieron informes de ellos desde Soria», concluye.