500.000 euros para alojamientos y spa en La Quinta de Cavia

I.P.
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Con casi 4 décadas de servicio, la segunda generación toma la rienda del negocio familiar para modernizar instalaciones, ofrecer bienestar y apostar por la sostenibilidad con una planta fotovoltaica de 210 placas solares. Se mantiene el cámping

Víctor y Cristina, dos de los socios de la empresa, delante de la piscina. Al fondo, el resto de edificios donde se ubicarán los nuevos servicios. - Foto: Luis López Araico

Enclavado en la autovía de Castilla, a apenas 10 minutos de la capital, el complejo La Quinta de Cavia es un referente turístico desde hace décadas gracias a su cámping y servicio de piscina. Es un lujo, sobre todo para los extranjeros que viajan por esta vía y encuentran un lugar de descanso. Son éstos mayoritariamente los clientes de este paraíso entre urbano y rural.

Actualmente el complejo se encuentra en pleno proceso de transformación para adaptarlo a las nuevas necesidades que demandan los ciudadanos, después de casi cuatro décadas de servicio de restauración y campismo. Tras unas primeras obras, la nueva generación que se hace cargo de su gestión está inmersa en un proyecto que ya ha presentado al grupo de desarrollo local Adeco Camino de Santiago, con un presupuesto de algo más de 400.000 euros (aunque la inversión rondará el medio millón finalmente), y que en esta fase se centrará en la construcción de alojamientos, spa y la apuesta por la energía solar, que se lleva el grueso de la inversión, unos 100.000 euros. Así lo explica Cristina Izarra, la responsable de este complejo en el que se aventuraron sus padres hace 35 años, apostando por este emplazamiento en la ruta a Portugal, Marruecos, Andalucía, para el negocio familiar que ahora ella quiere revalorizar con este nuevo proyecto en el que la sostenibilidad y el bienestar ocupan un lugar destacado, como lo son en sus otros establecimientos, ya que la familia tiene un spa en Madrid y baños árabes en Toledo, bajo el nombre comercial Esenzias. 

La Quinta de Cavia, con su cámping fue en aquel momento una novedad; no existía aún Fuentes Blancas y el más cercano estaba a muchos kilómetros de distancias, en el norte de la provincia. Ahora, Cristina, su hermana y su socio Víctor García, pretenden dar un giro al negocio, conservando lo bueno que ya ha consolidado e introduciendo nuevos conceptos y enfocando La Quinta a todo tipo de clientes y turismo, y no casi exclusivamente al de carretera, aunque a ella deben su prestigio. Por eso el cámping seguirá siendo importante, la piscina y el restaurante -ya reformado en una primera fase-, pero La Quinta de Cavia se reconvertirá también en un negocio en torno al bienestar del mundo del agua, en la que los nuevos gestores se han especializado, El proyecto es productivo, con la creación de varios puestos de trabajo, de ahí que encaje en las iniciativas subvencionables por el grupo de acción local. 

En esta segunda fase para la que se solicita ayuda se trabaja ya en un edificio donde se ha comenzado a levantar el spa, con los vestuarios ya en marcha, zona jacuzzi, sauna camillas de masajes y baños. En este inmueble estaban los antiguos baños del cámping. Será un spa no muy grande, pero estéticamente muy cuidado, con una estética y filosofía japonesa. De hecho, se llamará Esenzias 2, siguiendo el diseño del spa de la Puerta del Sol en Madrid. «Nuestra idea es integrarlo con la gran arboleda exterior a través de cristaleras», añade Cristina.

En un segundo edificio, también entre el restaurante y el cámping, se contemplan los alojamientos, con tres habitaciones dobles con chimenea, de momento; eso sí, mimadas y muy amplias porque se pretende que sea un hotel rural con encanto. Este edificio ha sido tradicionalmente una vivienda. 

Parte importante de esta segunda fase es la instalación fotovoltaica para el autoabastecimiento. La idea es contar, de inicio, con 210 placas solares que irán en la zona del aparcamiento.

En cuanto al cámping, no está parcelado, pero tiene capacidad para medio centenar de caravanas, con su amplio espacio alrededor, que se quiere potenciar para hacer del lugar «un oasis», dice Víctor.

La idea es vender paquetes completos pero a la carta, explican Cristina y Víctor, que reconoce que la crisis del coronavirus está retrasando el proyecto. En todo caso, Cristina, que es economistas, pero que se ha ido especializando en cocina, explica que su deseo es culminar las obras a lo largo de este año recién estrenado y poner en marcha todo el complejo en 2022. Otro aspecto importante que destacan Cristina y Víctor es que pretenden romper la estacionalidad del negocio, hasta ahora más centrado en primavera y verano, «con el spa, cerramos el ciclo de todo el año, al estar tapados también en los meses más fríos», explica García.