Pandemia, el momento crítico

G.G.U.
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Aspectos que fueron blanco de las críticas al principio se revelaron como factores clave en la crisis de la covid: los bloques y el amplio espacio libre. El HUBU ha tratado a 5.692 pacientes por la infección

La UCI del HUBU, única para Burgos y de referencia en varias patologías para Soria, ha tratado a 570 personas a causa de la infección por coronavirus. - Foto: Alberto Rodrigo

Una de las frases más escuchadas en el HUBU en los 27 meses transcurridos desde el comienzo de la pandemia, sino la más, ha sido la siguiente: 'Si esto nos llega a pasar en el Yagüe, hubiera sido una debacle'. «Una catástrofe, sí», admite el director de Enfermería, Carmelo Villafranca, recordando la escalera única y matizando que «hubiéramos tenido que recurrir, como  otros hospitales, al salón de actos, a las cafeterías... El HUBU ha permitido, con estas unidades tan estandarizadas, que pudiéramos asumir la pandemia, no con holgura, porque ha habido mucho esfuerzo, pero sí mejor que otros». 

A favor de la gerencia jugó la estructura del hospital y, en concreto, tres cuestiones que hasta ese momento habían sido blanco de las críticas: la compartimentación en bloques, la cantidad de pasillos existentes y la abundancia de espacio libre. Lo primero ha permitido aislar las zonas con pacientes infecciosos; lo segundo, crear circuitos de entrada y salida para evitar contactos innecesarios; y, por último, el espacio disponible dio a la gerencia y al equipo médico que estuvo al frente en lo peor de la crisis un balón de oxígeno, y nunca mejor dicho: el HUBU ponía fácil la expansión de las áreas covid porque tenía una planta vacía con 44 camas para enfermos infecciosos (la séptima del bloque H) y contaba con 60 puestos con conexión a un respirador para pacientes críticos. Hasta la fecha, no se han necesitado tantos a la vez.

La UCI del HUBU, única para toda la provincia, se inauguró con 27 camas, de las cuales solo 24 tenían dotación de personal cuando estalló la crisis sanitaria, en marzo de 2020. Solo dos semanas después, el 1 de abril, había 55 críticos ingresados por la covid, más otros enfermos con necesidad de cuidados intensivos por patologías diversas.

La primera ola pareció devastadora, pero la presión fue ampliamente superada en la segunda, en noviembre de 2020, que sigue siendo la peor que se ha vivido en la capital. El HUBU, de hecho, se quedó a las puertas del colapso al llegar a 303 pacientes hospitalizados a la vez en la planta a causa de la infección, lo cual significaba que el 40% de las camas disponibles estaban dedicadas a una única patología. Y había otras, cuya atención se fue postergando, con consecuencias que empiezan a atisbarse ahora.

En el siguiente año y medio se han producido otros cinco picos, cada vez con menor repercusión hospitalaria, gracias a la vacunación contra la covid y, a la par, al progresivo incremento de la población inmunizada por la vía natural.

Pero, aún así, las cifras de la pandemia en el HUBU hasta el pasado martes, 14 de junio, apabullan: 5.122 pacientes han sido atendidos en las plantas y 570, en la UCI. En total, 5.692 personas, de las cuales casi el 89% han recibido el alta hospitalaria (5.061). El 11% restante, lamentablemente, falleció.