Los Amigos del Camino barajan dejar la gestión del albergue

I.L.H.
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La decisión la tomarán este mes: «Así las cosas, no es que no queramos; es que no podemos». El IMC estudia la cantidad económica de un convenio 'especial'

La Casa del Cubo, en la calle Fernán González, lleva cerrada desde el 13 de marzo. - Foto: Jesús J. Matí­as

Con el albergue municipal cerrado y la falta de una solución concreta a la crisis que la covid-19 ha creado en los fondos de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, los 600 socios de esta entidad están planteándose dejar de gestionar la Casa del Cubo. «Así las cosas no es que no queramos; es que no podemos. A finales de julio tomaremos una decisión que dependerá de lo que digan los socios y también de la postura que adopte el Ayuntamiento, o la falta de ella, porque han pasado casi 4 meses desde que se clausuró el albergue y aquí estamos, sin una solución», apunta Jesús Aguirre, presidente de la agrupación.

Sin el convenio de 2020 firmado y con la promesa de una ayuda puntual sin ejecutar, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago solo está motivada para preparar actividades concretas de cara al 25 de julio, la defensa de la Ruta Jacobea y en las tareas vinculadas al asociacionismo, dejando a un lado la gestión del albergue: «No podemos responder con nuestro dinero y estamos hablando de una situación excepcional. Hasta ahora nos autofinanciábamos con la cuota de los peregrinos, pero hemos dejado de tener ese ingreso mientras debemos asumir los gastos de un edificio municipal, además de las inversiones en mejoras que hemos realizado en el primer trimestre».

La presidenta del Instituto Municipal de Cultura, Nuria Barrio, mantuvo ayer una reunión interna para estudiar la solución jurídica a un asunto que le «preocupa» porque la Asociación «lleva desde 2008 gestionando el albergue de manera impecable y satisfactoria, tanto para los peregrinos como para el Ayuntamiento».

El IMC descarta la subvención nominativa y habla de un «convenio con aportación económica como se hacía los primeros años», ante la imposibilidad de que se financien con los peregrinos. Falta todavía estudiar la cantidad económica, que deberá incluir los gastos de suministro, el déficit por la falta de peregrinos y la adecuación a la nueva normativa.