En el reino de la muerte

I.L.H.
-

Guillermo Laso echa mano del karma, la locura y la sugestión para instalarse en el más allá una vez que la vida toca a su fin. Lo cuenta en 'Vector tiempo', su tercera novela tras los dos volúmenes distópicos de 'Las desventuras de Zorg'

Los protagonistas de la novela de Guillermo Laso Martínez han pasado todos por el cementerio. - Foto: Luis López Araico

Todos vamos a morir. En algún momento cuerpo y corazón dejarán de funcionar y nuestra presencia física desaparecerá. Lo que ocurra a partir de ese momento entra en el terreno de las suposiciones y creencias. El novelista Guillermo Laso, que ya se imaginó un mundo distópico en el que estaban prohibidos la música y los niños en los dos volúmenes de Las desventuras de Zorg, ha ideado su particular reino de la muerte, un lugar en el más allá que no sabemos a qué dimensión pertenece, pero sí cómo se gestiona.  

El protagonista -que no tiene nombre porque podríamos ser cualquiera- despierta un día aturdido y con recuerdos borrosos en un lugar que no conoce: «Primero tiene que asimilar dónde está y luego convivir con su nueva realidad. En el más allá le ocurrirán una serie de aventuras. Al estar muerto todo se magnifica y se apodera de él una sensación de miedo y angustia próxima a la locura», apunta este autor que aunque en sus dos libros anteriores echaba mano sobre todo de ironía y humor, Vector tiempo «es algo más oscuro y para darle un poco al coco, aunque a mí me sigue pareciendo divertido».

El más allá que Laso se imagina está influenciado por el karma -«lo que haces bien o mal aquí, te repercute allí»-, y juega con la idea  de un sentido del tiempo diferente, además de que el recorrido en esa otra dimensión tiene un fin «que puede ser de una manera o de otra dependiendo de varios factores».

Su más allá es un sitio físico, una especie de ciudad en la que conviven distintas formas de vida compartimentadas en espacios diferentes. Laso se centra en la zona de los humanos y cómo se reciclan a la hora de acabar. Olvídense de la concepción cristiana de la muerte, del cielo y el infierno, y de la reencarnación «física». Su estancia en el más allá no es escabrosa, pero puede llevar a los humanos por derroteros que no se imaginan. O sí, que tampoco sabemos el grado de fantasía que ustedes tienen.

Durante el relato hay guiños al grupo thrash metal Slayer, cuya disolución fue el punto de partida que inspiró a la novela aunque luego viajó por otros derroteros, y a la biografía de Nicolas Cage, un actor que le apasiona casi tanto como el músico Frank Zappa.

Y aunque Vector tiempo (Círculo Rojo)está escrito durante la pandemia, es pura coincidencia la elección de los temas. «La muerte es algo que tenemos muy presente y más a partir de cierta edad. Y sobre la locura hay muchos baremos para definirla y nadie se libre en algún momento de sufrirla», apunta mientras reconoce que por ahora no ha hecho testamento y que más que morirse, lo que le preocupa es cómo queden los de aquí. Respecto a la eutanasia, por ejemplo, cree que «está bien que se regule». «Es un tema delicado y no hay que hablar por todos con la misma voz. Hay que tener respeto por la gente y sus circunstancias», concluye.

ARCHIVADO EN: Novela, Libros