San Esteban se sube al carro

ALMUDENA SANZ
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El Museo del Retablo se suma a los atractivos culturales abiertos mientras ultima la conversión de la sala de Martínez Abelenda en un espacio didáctico sobre los oficios que concurren en este arte

Los visitantes que se adentran en la iglesia de San Esteban demuestran su asombro sin quitarse su mascarilla. - Foto: Patricia

Las miradas vuelven a detenerse en la filigrana dorada del retablo de San Mamés de Padrones de Bureba o en los óleos del de San Pedro de Toba de Valdivielso, en los pechos servidos en bandeja por Santa Águeda, en los colores que dibujan la vida de Santa Eulalia en las tablas de Arenillas de Río Pisuerga, en la expresión relajada de las estatuas yacentes y pétreas de la familia de Rojas del Monasterio de Vileña que toman baños de luz junto a los ventanales del patio... El público también regresa al Museo del Retablo. ¡Albricias! La iglesia de San Esteban recuperó su normalidad hace un par de semanas y suma un punto verde más al mapa de atractivos culturales abiertos. Quita a la cerradura el polvo acumulado durante casi cuatro meses de cierre y extiende la alfombra roja.

Pocas novedades alteran su cotidianidad. El uso de la mascarilla y del gel dispuesto a la entrada y la salida, advertencias regulares en el suelo de Mantenga la distancia de seguridad y la prohibición de sentarse en los bancos. Nada nuevo bajo el sol. 

Con estas medidas más que asumidas por la población, el visitante emprende una ruta por las joyas patrimoniales de un puñado de parroquias de la provincia. 

La exposición permanente no ha cambiado. Pero sí ha servido este obligado parón para poner en marcha un ansiado proyecto que se quedó a medias ante la urgencia de la inauguración de la ampliación hace un año por la inminente llegada de la temporada estival. 

No hay mal que por bien no venga, dice el refrán, y el Museo del Retablo ha aprovechado su clausura para convertir la Sala Martínez Abelenda, que recoge la donación del artista burgalés, en un centro de interpretación del retablo. Este destino estuvo desde el principio en sus planes y el director, Antonio García Ibeas, espera culminarlo este mes. «Queremos poner en auge todos los oficios que intervenían a la hora de ejecutar un retablo y explicar cómo era todo el proceso, con planos, proyectos, contratos, herramientas... Un recorrido completo y didáctico para que el público conozca el trabajo del tallista, dorador, policromador...», explica el responsable del centro y añade que irá acompañado de talleres prácticos, un vídeo explicativo con el veterano retablista como protagonista y una muestra de la obra tanto religiosa como profana del propio Andrés Martínez Abelenda (Burgos, 1925), que sigue muy de cerca este remozado. 

Esta estancia forma parte de la ampliación inaugurada hace un año. Hasta ahora, otra de estas salas ha acogido muestras temporales (la última, Sementera de esperanza, ahora en Melgar, volverá ya que la pandemia redujo su tiempo y apenas pudo ser visitada), pero el director sopesa ganarla para la exposición permanente con piezas no exhibidas hasta ahora. Mientras las propuestas efímeras se trasladarían a otro espacio, probablemente la sacristía, ahora sin uso.