Un pelo sin identificar

I.E.
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La Policía Nacional guarda un cabello que apareció pegado a una banqueta de la cocina donde murió Salvador. No coincide con el perfil genético de familiares y allegados de la familia Barrio Dos Ramos ni tampoco con Ángel Ruiz

Bajo el asiento de la banqueta apareció el pelo ‘misterioso’, además de manchas de sangre. - Foto: DB

La Unidad Central de Análisis Científicos de la Policía Nacional guarda como oro en paño un pelo que apareció en la escena del triple crimen de Burgos, ocurrido el 7 de junio del año 2004. Los integrantes de la Científica que analizaron el lugar de los hechos lo encontraron pegado a una banqueta de la cocina del quinto A del bloque 14 de la calle Jesús María Ordoño. Fue en esa dependencia donde terminó muriendo Salvador Barrio, después de escapar de dos ataques del asesino en su habitación y en el pasillo. Allí, según los investigadores, se produjo la última acometida del homicida y el último intento de defenderse del padre de familia, quien pudo valerse del mobiliario para tratar de protegerse. La Policía no descartaba que ese cabello pueda pertenecer al autor del triple asesinato, pero lo que ya tiene claro es que no es de Ángel Ruiz, pues los análisis de ADN no dan ninguna coincidencia con su carga genética.

Sin embargo, el origen de ese 'filamento' sigue siendo un misterio hoy en día. Sí, porque antes de comparar su perfil biológico con el vecino de La Parte de Bureba que se halla ahora en el foco de la investigación, la Policía lo cotejó con el de varios miembros de la familia Barrio Dos Ramos, tanto por parte del padre, Salvador, como de la madre, Julia. Y tampoco saltó ninguna coincidencia. Ni tampoco con el ADN de allegados que frecuentaban la casa donde se produjo el triple crimen. La procedencia de ese cabello de 12 centímetros de largo sigue siendo una incógnita hoy en día, una evidencia que seguirá bajo llave por si en el futuro puede compararse con el perfil genético de otro sospechoso. Pero sabiendo que cada vez que se practica una prueba con él pierde carga genética y, por tanto, deja de ser útil en esa función de cotejo con una muestra indubitada.

Los pelos hallados en la escena del triple homicidio han sido los principales vestigios físicos con los que han trabajado los investigadores, al margen de la huella impresa en la puerta de la habitación del pequeño Álvaro, que el asesino derribó de una patada para matar al hijo menor de la familia. El mayor, Rodrigo, fue el único superviviente de la matanza. Adheridos al cadáver del niño también fueron encontrados un total de 32 pelos, pero las pruebas practicadas sobre ellos determinaron que se trata de cabellos con carga genética similar a la de la familia, con lo que la Policía deduce que pertenecen al padre, la madre o el hermano.

Durante la investigación centrada en Ángel Ruiz, desde 2014 hasta la fecha, la Policía Nacional no ha hallado evidencias biológicas que apoyen su tesis -basada en 13 indicios- de que el vecino de La Parte es el presunto autor del triple crimen. Entre ellos hay que destacar varios. En primer lugar, la talla de pie de este sospechoso coincide con la de la huella de la puerta del dormitorio del pequeño Álvaro, que el autor de los hechos tiró abajo de una patada. El investigado calza un 43 y ese vestigio se corresponde con un 43-45. Asimismo, existen coincidencias de marca (Dunlop) con las zapatillas intervenidas durante las pesquisas del caso de la desaparición Shibil Angelov, cuyo primer sospechoso, para la Guardia Civil, también es el propio Ángel Ruiz.  Asimismo, en uno de los inmuebles del investigado apareció un cuchillo de hoja bicortante que, según los forenses, explicaría la mayoría de las heridas que presentaban los cuerpos, según las actuaciones.