Manuel Ruiz Choza acaba de anunciar que no se presentará a la reelección como presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja Miranda de Ebro. Se marcha «encantadísimo» y «muy agradecido» a todos los voluntarios e instituciones con las que ha trabajado pero convencido también de que 14 años son más que suficientes para cerrar esta etapa y dejar paso a otro liderato.
Insiste en que se trata de «una decisión personal» detrás de la que no se oculta ninguna otra motivación. «De hecho, no me voy, doy un paso al costado», apunta para explicar que va a seguir como uno de los aproximadamente 170 voluntarios con los que cuenta la ong en Miranda actualmente. Su mandato como presidente acaba en junio, aunque a partir de ahora ya se encuentra en funciones y espera que no tarde mucho en surgir algún candidato.«Supongo que sí, que habrá relevo», aventura.
Manuel Ruiz continuará como voluntario del programa de Socorro, que ha sido su gran pasión, y en todo aquello que la entidad considere que puede ser de ayuda. De hecho, entre los servicios que con más cariño recuerdan se encuentran dos actuaciones que realizó con sus compañeros del servicio preventivo en Anduva por sendas paradas cardiacas.«A día de hoy tengo la satisfacción de cruzarme con esas personas y saludarles por la calle», explica emocionado. Pocas sensaciones más bonitas que la de salvar una vida puede tener en su haber un voluntario.
Aunque hay «montones de momentos» que ahora le vienen a la mete, Ruiz Choza destaca también la riada que sufrió Miranda en 2015 como uno de los momentos en los que la Asamblea Local de Cruz Roja Miranda se tuvo que poner a prueba y ofrecer en diferentes escenarios una respuesta inmediata a la población local, que siempre les ha devuelto «respeto y cariño», según ha confesado en otras ocasiones. «Problemas hay siempre, como en todas la casas, pero no ha habido momentos malos», asegura, porque aún con las discrepancias, todo «se hace desde el cariño», sostiene.
A lo largo de estos años, como presidente también ha tenido que enfrentar nuevos retos y dar respuesta a las necesidades que han ido surgiendo, «porque la sociedad va avanzando y hay que acoplarse», recalca.Entre ellas, destaca el programa de Refugiados, que con la invasión de Ucrania y el éxodo sobre todo de mujeres y niños se ha revelado como una necesidad.
En los tiempos previos a la pandemia, Cruz Roja Miranda realizaba unos 200 servicios anuales preventivos, prueba de la gran actividad social de la ciudad, con presencia en conciertos, concentraciones deportivas y grandes concentraciones de personas.
Manuel Ruiz se muestra satisfecho de haber conseguido implicar a 170 voluntarios, unos más y otros menos, pero todos «remando en la misma dirección», cifra proporcionalmente mucho mayor a la de otras ciudades con más población que Miranda.
No se quiere despedir, aunque tendrá oportunidad en los próximos meses, sin «dar las gracias a todos los comités, voluntarios e instituciones» que han colaborado con Cruz Roja Miranda durante todos estos años, con los que asegura mantiene una relación excelente. «El Ayuntamiento, la Junta, Policía Nacional, Guardia Civil, el Mirandés y todo tipo de empresas y personas físicas que nos han ayudado y nos han permitido realizar los programas y servicios que teníamos previsto», concluye.