Rosa Manzano, la que abrió las puertas

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Se van a cumplir 40 años desde que la malograda burgalesa protagonizara un hito en la recién recuperada democracia: fue la primera mujer al frente de un Gobierno Civil

Rosa Manzano, durante su toma de posesión como gobernadora civil de Palencia ante el entonces vicepresidente, Alfonso Guerra - Foto: Archivo familia Manzano

Quienes la conocieron cuentan que era una persona extraordinaria. Con una carrera académica brillante, que concluyó en 1975 licenciándose en Derecho en la Universidad de Deusto, Rosa Manzano (Villanueva de Gumiel, 1949) desarrolló otra de carácter público que le llevó a edades muy tempranas a asumir responsabilidades políticas que no se veían en mujeres desde la Segunda República. Este año se van a cumplir 40 desde que Manzano asumiera el cargo de gobernadora civil (fue en la provincia de Palencia), algo que no ocurría desde 1937, cuando la maestra Julia Álvarez Resano hizo lo propio en Ciudad Real. La burgalesa, pues, abrió por derecho propio una puerta que había estado cerrada a las mujeres durante casi medio siglo.

En una entrevista concedida en 1983, poco tiempo después de tomar posesión, al programa Donas a prop de Televisión Española en Cataluña, Manzano explicó que no le costó mucho decir que sí a la propuesta. Felipe González acababa de ganar las elecciones en octubre de 1982 con la mayoría absoluta más contundente que se recuerda y aunque su gobierno se conformó únicamente de hombres, como la joven socialista ya había despuntado por su valía no dudó en designarla gobernadora civil, cargó que juró delante del vicepresidente, Alfonso Guerra.

Manzano se había bregado antes en la política local. Formó parte de la primera corporación de la democracia llegando al Ayuntamiento como concejala del PSOE acompañada por Lucía Eroles y Carmen Santos de Quevedo, tres excepciones en un Consistorio plagado de barbas, bigotes y corbatas, pero ya antes había luchado por la llegada de las libertades en la clandestinidad. "Para mí fue una enorme responsabilidad asumir el cargo que se me propuso, por el hecho de conseguir un gobierno de izquierdas por el que habíamos peleado durante mucho tiempo pero también por la enorme responsabilidad como mujer, aunque tengo bien claro que no hay ninguna diferencia y que podíamos haber sido gobernadoras hacía mucho tiempo", dijo en aquella emisión.

Fue una declarada feminista y tenía una personalidad muy carismática, tal y como la recuerda su hijo Álvaro, orgullosísimo, igual que sus hermanos, del papel que cumplió su madre en la recién nacida democracia: "Era brillante y una líder nata, a la que no le hacía falta imponerse, emanaba autoridad en el mejor sentido de la palabra. Creo que dejó una huella indeleble en todos los que la conocieron".

Del Gobierno Civil de Palencia pasó a la Dirección General de Tráfico en el segundo peldaño de una carrera que le hubiera llevado muy lejos y que se malogró con su fallecimiento en un accidente aéreo en 1988. Rosa Manzano tenía 38 años, dejó tres niños pequeños y un legado que el feminismo de este país guarda como oro en paño.