«Volver al pasado como un ajuste de cuentas es un disparate»

ALMUDENA SANZ
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Antonio Soler presenta hoy en el MEH la reedición de su novela 'El sueño del caimán', que aprecia más de actualidad ahora que en 2006 por el ambiente de crispación política

El escritor malagueño Antonio Soler presenta hoy en Burgos la reedición de 'El sueño del caimán'. - Foto: Daniel Pérez (EFE)

Antonio Soler se puso al volante ayer para cubrir los 700 kilómetros que separan Málaga de Burgos tras descartar los transbordos que obliga hacerlo en tren. El reconocido escritor, autor de El camino de los ingleses, Sacramento o Las bailarinas muertas, visita por primera vez la ciudad por tareas profesionales. El Museo de la Evolución Humana enmarca la presentación de la reedición de El sueño del caimán, que Galaxia Gutenberg publica 16 años después de la primera. En este volumen ahondará en conversación con su colega Jesús Carazo hoy (20.15 h., entrada previa reserva en el mostrador, en el 947 42 10 00 o reservas@museoevolucionhumana.com). 

El sueño del caimán, nacida tras un viaje a Canadá, donde conoció a algún viejo brigadista, parte del reencuentro en un hotel de Toronto de dos exmiembros de la lucha antifranquista. Uno, recepcionista, reconoce en un cliente a un viejo conocido. Y al tiempo que se hila la historia que los unió, con un friso de la posguerra, se dibujan las grandes emociones de la condición humana, de la venganza al amor, de la traición a la compasión... 

¿Cómo es el proceso de enfrentarse a un texto propio tanto tiempo después? ¿Se reconoce en sus páginas? ¿Da pudor abrir ese libro y descubrir lo creado? Cuenta Soler que, a diferencia de otras reediciones que está haciendo Galaxia de su obra, con El sueño del caimán ha trabajado poco. «Apenas he variado pequeños pasajes y han desaparecido algunos adjetivos, porque he sentido la novela muy próxima, prácticamente como si la hubiera acabado hace un par de meses. Los personajes, la atmósfera y el tono lo he sentido muy cercano», observa sin dejar de admitir el miedo previo ante lo que pudiera hallar. «En este caso, esa preocupación se me fue calmando página a página», afirma sobre una novela que aprecia con más actualidad y vigencia ahora que cuando salió por primera vez.

Y lo es por el ambiente de crispación, de resurgimiento de las dos Españas, de enfrentamiento... 

«Curiosamente, sigue existiendo como conflicto político algo que a estas alturas tendría que ser un pasaje histórico. Me parece bien que la Ley de Memoria Histórica contemple que haya ciertos ajustes, pero que se use como arma política me parece completamente disparatado y, en cierto modo, tiene que ver con la revisión que se ha hecho por parte de algún sector ideológico y político de la Transición», se explaya el autor malagueño, que se ve como uno de aquellos jóvenes que asistieron a este periodo de la Historia de España como «una especie de intento de cierre del pasado para mirar el futuro, con todo lo que supuso de imperfecciones, naturalmente, y ahora nos encontramos con que nos dicen que volvemos al pasado con un ajuste de cuentas». «Y esto es un auténtico disparate, porque sería el cuento de nunca acabar, y estaríamos pidiendo cuentas a Francia por las invasiones napoleónicas. A veces hay que poner punto y aparte, y no una coma», sostiene (...). 

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