Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Abusos y verdad

02/02/2022

Los desgarradores testimonios de las víctimas de abusos sexuales de eclesiásticos han llegado a un punto de colmatación en la sociedad española. Es urgente que una comisión de especialistas en abusos y traumas acometa esta tarea humanitaria de indagación y conocimiento, de alcance de la verdad, que debemos a las víctimas.

Dado el degradado funcionamiento de la política en España, no es deseable que esta comisión sea parlamentaria. Necesitamos una comisión independiente y centrada en la Iglesia. La Iglesia no es una institución cualquiera después de siglos de sacralización de sí misma y sus ministros, de considerarse dueña de la moral colectiva. Proferir, como han hecho sus portavoces, al igual que el PP y Vox, que esta investigación se debe extender a toda la sociedad, es una penosa estrategia para culpabilizar a todos y así desdibujar la responsabilidad de la propia Iglesia. 

Que la Iglesia es culpable no lo duda nadie. Eso ya está probado. Cada abuso tapado, cada pederasta ocultado, cada depredador recolocado, cada víctima desoída o mal pagada/silenciada, cada vez que han sustraído un caso a la justicia civil…, todo ello son evidencias de su complicidad institucional. Cada vez que han antepuesto el buen nombre de la institución a la atención de las víctimas, al apoyo y acompañamiento de aquellos que vieron sus infancias truncadas, la Iglesia se ha comportado insensible, violenta y abusadoramente. Y con ella cientos o miles de feligreses, que siempre prefirieron defender al párroco, al colegio, al monitor que atender el reclamo de un niño abusado.

La Iglesia ha ocupado todos los espacios sociales posibles en España. A su secular condición de guardiana del orden y de la moral, sumó una preeminencia mayor con su decidido apoyo al franquismo, de lo que resultó una dominancia absoluta en la educación y formación de la infancia y juventud. Bajo el amparo de su condición sacra y de la protección por el Estado -que, prácticamente, ha evitado entrar a estos casos hasta ahora-, el abuso cometido sobre niños y jóvenes ha sido algo terrible, sucio, criminal y continuado. Las víctimas, desatendidas, han sido revictimizadas con discursos desacreditadores y culpabilizadores de su propia suerte.

La protección de la infancia es un asunto de extrema importancia, sagrado. No solo hay que poner las bases para la completa protección de los inocentes, hay que conocer todo el mal hecho, repararlo y hacer justicia. Urgente y detenidamente.
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