Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Sostenibilidad

11/01/2023

La Junta Directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago se encarga, desde 1947, de mantener y ajustar el Reloj del Apocalipsis. Se trata de una analogía del tiempo que le queda a la humanidad para su destrucción total, justo a la medianoche, de la que las manillas se encuentran a menos de dos minutos. La iniciativa surgió hace más de setenta años para advertir sobre el peligro nuclear, pero la deriva de la evolución del planeta ha obligado a introducir nuevas amenazas, como las climáticas y tecnológicas.

Desde enero del pasado año, las manillas del reloj se mantienen a 100 segundos de la hora fatídica: lo más cercano a las doce en punto que han estado nunca, recorrido que, mucho me temo, se acortará, de nuevo, este 2023, como consecuencia de la Guerra de Ucrania y las sospechas de que Rusia pudiera utilizar armas nucleares.

La promoción internacional de los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030, la percepción clara del cambio climático y sus nefastas consecuencias, el incremento de los índices educativos para la paz y la sostenibilidad…, deberían ayudarnos a tomar conciencia de la necesidad de revertir la dirección de las agujas del reloj con la instauración de hábitos audaces e imaginativos, en materia de medio ambiente, que, en ciudades medianas como Burgos, nos permitirían tener, además, una importante ventaja competitiva sobre las grandes en cuanto a calidad de vida.

Aunque la analogía del reloj del Juicio Final puesta en marcha por los científicos de Chicago surgió como consecuencia del peligro que entrañaba la Guerra Fría, hoy por hoy el desafío de la 'guerra caliente' que supone el cambio climático debería guiar, de forma transversal, cualquier decisión e iniciativa a llevar a cabo tanto desde el ámbito público, como del privado. La ambición y el carácter innovador de aquellas tendrá, además, no solo un importante impacto en la esfera medioambiental, sino también una gran rentabilidad social y ciudadana. La capital del País Vasco, Vitoria, fue la primera en beneficiarse de la imagen positiva de liderar el ranking de ciudades saludables, Burgos debería fijarse más en ella.